Como ya saben ustedes, el veroño es un palabro que creo que no está en el diccionario, ni tengo tiempo de verlo, aunque me hace mucha falta. El veroño es una mezcla del verano y del otoño, que es lo que estamos viviendo y también sufriendo en parte porque creemos que ya es la estación de las hojas secas, y todavía echa uno de menos esa playa, esa montaña, el abanico que sea, la nevera, el ventilador… ¡Ay, aquellos tiempos cuando uno echaba en el pozo, en el caldero, aquel par de cervezas porque había frescura abajo y el pozo en el patio era la fresquera antigua que nunca decepcionaba.

Y es que todo era distinto. Por eso cuando voy y de pronto me encuentro con la voz de Lía, tenía un titular preparado, Lía la lía, con sus dos acentos puestos por encima de la i, me dio un escalofrío. Está trepando con fuerza, también es joven y bella como buena cordobesa, las listas del resplandor, de lo que me alegro tanto.

En cambio, ahí tienen a Chabelita, la hija de La Pantoja, que ha sido arrojada de la casa donde triunfa el edredón. Chabelita, aquella niña a la que yo hice la primera entrevista cuando vino desde América, en la casa de su madre postiza, en La Moraleja…¡Cuánto y cómo pasa el tiempo, criaturas mías, mis lectoras! Debo decirles, a ellas sobre todo, que se va a llevar el moño, ¿o se lo había dicho antes?

Mejora la gran Concha Velasco, que no será nuestra pero es igual, como si lo fuera. Total, una neumonía, que mi madre Lola, que en paz descanse, siempre en el mes de septiembre clamaba envuelta en su inseparable mañanita:

-¡Cuidado con las corrientes!

Malditas sean las corrientes, los corrientes, y vivan los que siempre permanecen, porque son gigantes. Como Julio Merino, ese libro que no cesa, que me manda su nueva historia, Los Grandes personajes de la España del Siglo XX, y debo dar noticia de ello, porque El Perol está dentro del libro, aunque sea del siglo veintiuno y yo pertenezca casi al tiempo romano como poco.

Y desde luego, la foto de Julio Anguita; siempre tratando de salvar esta España nuestra. Y por eso, ahora, ahí está de nuevo erre que erre, pregonando la república… Siempre será un referente el gran Julio.

Ayer fue el día de don Miguel Castillejo, y lo recuerdo con gusto. Maxim Huerta, que fue ministro del actual Gobierno en su día, vuelve a la tele, igual que con Ana Rosa. De todas formas, le digo, le estábamos esperando. Y trae novela recién publicada. Leo lo que ha dicho la escritora, creo que nigeriana, Ayomani Adebayo:

-«Séneca nos enseñó a ayudar a los demás».

Y nosotros, es la verdad, al menos yo, sin saberlo.

La reina Doña Letizia, que lleva siempre zarcillos, algunos de plateros cordobeses. Raphael, tan cordobés aunque naciera en bella localidad de Linares, que anuncia que va a llegar en pocos días a la capital cordobesa, casi inmediatamente. Pues esta es tu casa maestro, mi viejo amigo.

No saben cuánto me alegra que en lo judicial, según me cuenta un amigo, no tenga ningún problema hacer la luz sobre un hecho.

El que está más cerca del corazón de la hija de la Infanta Elena, Victoria Federica, ya saben, es Gonzalo Caballero, el conocido torero jerezano. Que hay fotografías que lo dicen todo. Y además es noticia para esta página, porque monta muy bien a caballo, igual (nunca mejor) que lo hace su madre.

Y el enorme e irrepetible Arturo Fernández, que vuelve siempre en en los meses de septiembre y que ha dicho lo que sigue:

-Ahora todo el mundo en verano te recibe en su casa con un salmorejo, pero el mejor, de verdad de verdad, lo hacen las cordobesas, con su auténtica receta.

Y es una verdad como un templo de grande. Hay cosas que por evidentes que son las conoce todo el mundo. Y nuestro veterano artista asturiano no iba a ser menos. Pero está bien que lo diga porque siempre es bueno insistir en las verdades. Y es tan cierto lo que dice como lo que acabo de escuchar esta misma mañana en la radio, con la gracia a espuertas que tiene Naranjo, que ha dicho lo que digo, para cerrar esta página, que ha cumplido, creo, como veinticinco años.

-Aquél que aguantaba tanto, como la sábana de abajo.

Esa voz del pueblo, del que uno aprende tanto…

Ah!, por cierto, y concluyo por este domingo, que estos días se está haciendo a nivel mundial un concurso de arroz. La verdad es que no sé dónde, pero en ese certamen reivindico sin que me tiemble la mano un sitio para El Perol… donde el arroz manda tanto.