La fotografía fue uno de los grandes descubrimientos del siglo XIX, pero cuando Daguerre presentó su invento en 1839 no pudo resolver un problema, dar color a sus imágenes. Muchos investigadores intentaron resolver esta carencia, pero la solución no llegó hasta 1904 de la mano de los inventores del cine, los hermanos Lumiere, con sus placas autocromas. Sin embargo, fotografiar en color fue una actividad muy compleja y cara hasta para los mejores fotógrafos y su uso no se generalizó hasta la década de 1970. Hasta entonces, los fotógrafos, sobre todo los retratistas, habían solucionado este inconveniente iluminando sus fotografías al colorear manualmente las fotos con pigmentos traslúcidos que transformaban el sepia del blanco y negro en vivos colores. Esta técnica, hoy conocida como colorización, ahora utiliza modernas herramientas digitales como el célebre Photoshop con el que revivir documentos fotográficos y cinematográficos históricos.

Rafael Navarrete es uno de los pocos especialistas que hay en Andalucía. Este abogado puertollanense afincado en Sevilla y de abuelos de Peñarroya es un consumado especialista en la colorización, una actividad a la que dedica gran parte del tiempo libre que le permite su trabajo de funcionario de los servicios sociales de la Junta de Andalucía y con el que consigue dar vida a fotografías que son auténticos documentos de nuestra historia.

A Rafael siempre le ha gustado la pintura, la historia y los programas informáticos de edición de imagen y hace cuatro años descubrió que había gente que estaba usando estas aplicaciones para resucitar fotos en blanco y negro. Se trata de una herramienta muy versátil que, según él, «no solo sirve para quitar michelines a las modelos vanidosas». La mayoría de los especialistas que encontró eran de Estados Unidos, Canadá, Australia o Reino Unido y todos interesados en periodos históricos de sus países. Rafael afirma que aprendió mucho con ellos, pero lo que él quería era trabajar con el patrimonio fotográfico histórico español. Para Navarrete, las fotos antiguas son lo que nos queda del pasado, instantes en los que el tiempo se congela para decirnos cómo vivían esos personajes que estuvieron aquí antes que nosotros. Pero este trabajo es muy arduo y la colorización de una fotografía puede necesitar desde tres horas, en el caso de un retrato, a meses, para una escena con múltiples personajes.

En los últimos cuatro años Rafael ha coloreado cientos de fotografías, entre ellas varias cordobesas, como las instantáneas que grandes fotógrafos como Capa o Namuth captaron de la Guerra Civil en la provincia o retratos de ilustres personajes como Niceto Alcalá Zamora, Julio Romero de Torres, Antonio Gala o el gran diestro Manolete, un personaje histórico, como afirma Rafael, muy atractivo para colorear por su intensa vida y su muerte prematura, que lo ha convertido en un mito y del que cada 27 de agosto Navarrete publica una imagen iluminada para revivir su figura. Retratos intemporales que reciben una gran acogida en su conocida página de Facebook.