-¿Qué factores deben conjugarse para que algo sea materia de investigación? ¿Cuál es el procedimiento?

-El centro de todo esto reside en el intento de conocer el origen de algo que no está explicado, de fenómenos paranormales, visibles, audibles…, algo que no se ajuste a los cánones de la ciencia. Y lo abordamos con métodos menos convencionales.

-¿Qué premisas sigue su método científico?

-En el libro he intentado establecer una serie de líneas básicas. A priori, intentar conocer los fenómenos que se van a estudiar (los que abarca el libro, especialmente las psicofonías) y centrarme en aquellos que afectan a la gente en el día a día, sobre todo concentrándome en aparatos electrónicos que en muchas ocasiones lanzan una sorpresa. Intento establecer un consenso sobre cómo abordar estas investigaciones y elaborar una reflexión sobre los resultados y qué hacer con ellos.

-Este libro, ¿es un manual para legos o se necesita cierto grado de especialización para iniciarse en su lectura?

-Principalmente se dirige hacia tres tipos de lectores: quienes estén ya metidos en el tema, a los que se pretenden iniciar (porque no es solo un manual de instrucciones, sino un paseo por la vida de un investigador), y para todos esos a los que nunca se les pasaría por la cabeza acercarse a esto.

-Menciona un caso perfecto en su libro. ¿Qué lo convirtió en perfecto? ¿Fue el más difícil?

-Quizá no el más difícil pero sí el más completo. Es el que más tiempo nos ha llevado, la investigación abarcó semanas dedicándole todo el tiempo necesario. Bajo mi criterio, de todos los casos investigados, este es el que reúne una mayor amalgama de fenómenos. Físicos, como desplazamiento de objetos, luminosos, apariciones, sonidos extraños. Todo eso está plasmado en el libro y ocurrió en el barrio del Alcázar Viejo.

-Perfecto para derrumbar el escepticismo.

-El discurso está muy polarizado. La mayoría de personas son o creyentes acérrimos o escépticos renegados, pero yo trato de establecer un consenso, dejando claro que los que nos dedicamos a esto de la investigación no tenemos una formación científica absoluta con la que sentar cátedra. Tampoco tenemos todos los medios materiales ni económicos que desearíamos; pero podemos comprometernos haciendo las cosas lo mejor posible, de forma objetiva y desarrollar otro método de trabajo que nos acerque un poco a la ciencia. A lo mejor es un poco nuestra responsabilidad tratar de darle la suficiente importancia a los fenómenos paranormales para que la comunidad científica, de forma mayoritaria y dialogante se acabe interesando.

-¿Qué es la ‘Caja de los Espíritus’?

-Es algo tan simple como una radio de bolsillo, reconfigurada de forma que escanea constantemente las frecuencias de radio sin detenerse en ninguna emisora. Quien ideó este método se percató que haciendo estos barridos constantes recibía respuestas coherentes a algo que él preguntaba. La Spirit Box se presta mucho a la confusión, de modo que la experimentación debe ser muy estricta. Raúl López, referente en este tipo de investigación en España, ha conseguido resultados impresionantes, analizados por ingenieros de sonido que han concluido que no se puede explicar cómo ha conseguido esas respuestas. Creo que, bien utilizada, la Spirit Box es el futuro de la investigación paranormal.

-Usted es colaborador de Cuarto Milenio. Programas como este, o Milenio 3, ya desaparecido, ¿arrojan luz o más tinieblas dentro del sector? ¿Existe un antes y un después?

-Muchas veces sí existe un antes y un después. Íker, él siempre lo dice, es un periodista, un divulgador de misterio. Yo, también como tal, no considero que se tenga que dar una respuesta a todo. Su obligación es contar lo que ocurre, y lo están haciendo muy correctamente.