-¿Cómo se está recibiendo este cuarto disco, ‘Detalles que guardé’?

-Muy bien, estoy muy contenta porque está gustando. Mucha gente me ha dicho que ha notado un cambio, un salto de calidad. Yo intento ir mejorando en cada disco y soy muy constante. Además, no pierdo las ganas y cada año sé más.

-¿Cuándo lo presentará en Córdoba?

--De momento, no tengo fecha. Y tengo muchas ganas.

-Parece su álbum más sentimental. ¿Cómo lo calificaría usted?

-Creo que es muy completo. Las letras están muy trabajadas y en este disco hay mucha variedad, tanto de temas de composición como de estilos. La canción que da título al disco suena a música negra, hay dos bulerías, otros son más pop. Yo no me siento identificada si canto solo pop o flamenco.

-Después de toda la vida dedicada a la música. ¿En qué momento se encuentra?

-En un momento de crecimiento. Tengo que aprender y avanzar. A mí no me gustan los saltos grandes, prefiero los saltitos. Por otra parte, ahora tengo el reconocimiento de otros artistas y creo que he dejado de ser solo la niña que apadrinó Alejandro Sanz. Después de cuatro discos, se conoce bien mi música.

-Las canciones de Antonio Puerma están llenas de historias y vivencias. ¿Le resulta fácil hacerlas suyas?

-Solemos componer los dos, pero él me conoce tan bien que hasta cuando escribe para otros, al final, las canto yo, porque suenan a mí.

-Hay una canción en este disco que dedica al conflicto de los refugiados sirios, cuya recaudación irá destinada a Acnur. ¿Le sensibiliza especialmente este tema?

-Muchísimo. No puedo verlo, me da mucha angustia. Espero que el tema suene mucho y se consiga recaudar lo más posible.

-¿Cree que la música puede ser un arma para solucionar los problemas de este mundo o solo es un desahogo?

-Creo que puede ayudar, y eso espero. Pienso que los artistas debemos denunciar y ayudar, ya que tenemos un altavoz, se nos escucha, y eso hay que aprovecharlo

-En ‘Detalles que guardé’ hay un tema dedicado a Manuel Molina ¿Por qué? ¿Qué significa su figura para usted?

-Siempre he admirado mucho su música y su persona. Antonio y yo lo conocimos dos semanas antes de que falleciera, estuvimos en su casa y nos llegó de una manera impresionante. Después de su entierro, al llegar a casa, nos pusimos a componer y hasta que no lo acabamos no paramos.

-En el disco colabora su hija, Alba Molina. ¿Cómo fue la experiencia?

--Fantástica, fue todo muy emocionante. Todos lloramos en el estudio escuchando la canción una y otra vez.

-También ha participado en el disco Jorge Pardo, Lin Cortés, María Toledo, Andreas Lutz, Diego del Morao y Sorderita. Sabe rodearse bien.

-Tengo mucha suerte de conocer y ser amiga de estos grandes artistas. Todo ha ido surgiendo de una manera muy bonita. Jorge Pardo, por ejemplo, nos dijo que le gustaba mucho la canción en la que colabora, pero advirtió de que «sin flauta no vale mucho. ¿Me dejáis que lo estropee?» Y así fue.

-Continúa fiel al mestizaje, fusionado su raíz flamenca con pop, funky y música latina. Se afianza en su estilo.

-Me gusta cantar pop, pero también otros estilos, que siempre llevo a mi terreno. Es mi propia mezcla y creo que ya suena a mí.

-Vuelve a apostar por la autogestión. ¿Es la única manera hoy en día de sacar a la luz un disco o es que le gusta llevar las riendas de su carrera?

-No he presentado el disco a ninguna compañía. A mí me gusta hacer mi música como la siento, sin peros, y una compañía siempre te pone algún pero. Creo que no dejan a los artistas fluir. Una compañía te da más promoción, pero eso sería un sacrificio para mí. Sé que mi música no llega ni a una décima parte de donde podría llegar, pero para mí es mucho mas gratificante.