el perol
Del dicho al hecho... hay un derecho
La estatua de ‘La lectora’ de Marco Augusto Dueñas conmemora los 75 años de Diario CÓRDOBA. La semana culmina con la noticia de la muerte de Fidel Castro

Del dicho al hecho... hay un derecho
Tico Medina
Del dicho al hecho... hay un derecho. Pero en este caso no, las cosas como son. Porque hago lo que se debe hacer. Contrastar, que no se contrasta; comprobar, que no se comprueba; decir solo lo que estén diciendo. Ese es el chisme, la lengua que también mata. Así que, por lo general, lo que aquí este viejo cuenta va a misa.
Por eso, para empezar, las palabras de mi compadre, y ahora más hermano que nunca, Manuel Benítez ‘El Córdobés’, las hago mías. Los abogados antes que el abrazo incluso, maestro. Malas lenguas, siempre, para los que callan y, como tú, buscan el silencio del campo. Que me acuerdo de aquel día en que me dijiste en Cordoba aquello de:
--Compadre, que yo me bañaba en aquellas aguas del Caribe ese y me sentía extraño. ¡No conocía aquellos peces!
Compadre, hay mucho tiburón suelto, ya lo sabes. Hace tiempo que no bebo, ni siquiera el nuestro, porque el médico no deja, pero si hay que ir, se va a Villalobillos o al fin del mundo, que nos comeremos juntos un perol de los que tú das a veces, aunque sea de arroz amargo. Espero que me llames, quiero ayudarte, compadre, estoy contigo y lo sabes.
Menos mal que de cuando en cuando recibo esa magnífica revista que se llama La Casa, que edita el Real Círculo de la Amistad, y donde hay tanta Córdoba. La Córdoba de ayer, de hoy y de mañana. Me va. Enhorabuena, es una joya para leer y también para guardar.
Pena grande, pena mora, porque Moncho, ‘El Gitano del Bolero’, ha perdido la voz. Él mismo lo ha confesado, un problema en las bucales. Claro que yo me consuelo de la forma más directa que puede haber, que no es otra que escuchando sus canciones. Así que pongo su tema Adoro... Y me acuerdo de esa dama que se llama Córdoba, ya con frío, que recibo de muy lejos, porque lo he pedido, de ese pueblo de Posadilla, en el vértice de Sierra Morena, unas fotos que dan ganas de escapar, ya mismo, ya. Esa casa, esa historia…¡Ay Córdoba, que con tanta fuerza me llama!
Siempre de todas formas, del dicho al hecho, hay un trecho, y un derecho, y un repecho…. Pero ya saben que el refrán ha cambiado, había uno que decía: «Santa Rita, Santa Rita, lo que se da no se quita».
Pero ha cambiado mucho, últimamente, ya saben, ahora se dice: «Alcaldesa doña Rita, lo que se da ya se quita».
Quede esta línea de memoria. Aunque nunca le di la mano, las cosas como son, no la conocí en persona, pero lo cortés no quita lo valiente. Que hay veces que hay que serlo. Aquí este puñado de flores del papel de jacaranda para ella.
Y además se me ha muerto Fidel, con el que alguna vez hablamos de Córdoba.
Cómo no hablar aquí de esa estatua del magnífico escultor cordobés Marco Augusto Dueñas, que celebra esa historia tan brillante, porque los setenta y cinco se celebran así de brillantemente. Por eso me gusta tanto ese barrio del Brillante, donde viví sin dormir, como saben mi amigos. El olivo, la palmera, a veces la escultura de una encina…
El Diario CÓRDOBA es noticia cada día, cada tarde, cada noche. Los periódicos en bronce. Quiero acercarme algún día, que sea pronto, que ya tengo el tiempo justo, tan injusto, y me retrato junto a la buena escultura…
Y esperando estoy dos libros. Uno, el que me tiene que mandar, pero ya, que ya hace frío, Rafael Mir Jordano, el del perro, mi querido amigo, y también ese libro que mereció el Premio Jaén de Novela y que ha editado Almuzara, que no para. Sé que ha salido, y lo espero, del poeta Alejandro Castro, del cantor de Sierra Morena...
El abrazo, que no falte, para Tomás Egea, que tanto hizo para este viejo contador de cuentos, cerámicas, cristales, rótulos de sueños muertos… Tomás, adelante maestro, que el pintor Francisco Ariza me da recuerdos tuyos a través de su primo hermano, por el Whatsapp y el Twitter, mientras ordena cristales, de los meteoritos caídos….
Ah, y no me puedo olvidar, porque ya es un hecho, derecho, de que al cocinero Paco Morales, el de la casa Noor de Córdoba, le acaban de conceder, merecidamente, ni más ni menos, una estrella Michelín. Claro que ya de por sí era una estrella. Y una estrella cordobesa, que es donde, como ya dije de la súper Luna, brillan más que en ningún sitio.
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