-Una novela histórica con ritmo de ‘thriller’ y con sus dosis de amor. Para que el lector no respire.

-De eso trata la literatura. De dejarnos sin respirar. Y demostrar que los géneros no tienen por qué estar encorsetados.

-‘Taj’ es una mezcla de ‘Los pilares de la tierra’, de Ken Follet, y ‘Las mil y unas noches’.

-Y podríamos decir también de Romeo y Julieta’, porque el amor que incluye la trama es un amor imposible. Y lo de imposible lo pondría entre interrogantes.

-Antes de que la bella emperatriz del Indostán cerrara los ojos para siempre, su esposo le prometió construir el monumento más hermoso del mundo. ¿Por qué a los hombres nos gustan tanto los retos extravagantes?

--Porque descubrimos que no hay ninguno que no podamos alcanzar. Se trata de caminar hacia ellos sin importarnos lo lejos que esté el destino.

-Con el telón de fondo de la construcción del Taj Mahal, la novela narra una historia de amor y superación.

-Al fin y al cabo, amor y superación es lo mismo, porque cada día nos enfrentamos a una nueva prueba para perseguir las cosas que amamos.

-Dos veces viajaste a la India y visitaste el Taj Mahal. Guardas el tique de entrada como fetiche. ¿Tanto te impresionó?

-(Ríe). No es que me dejara sin palabras, sino sin respiración, como decíamos antes. Me impresionó como a todos los que lo visitan y sentí que tenía la obligación de escribir la historia de los trabajadores para saldar la deuda pendiente que existía con ellos, ya que lo poco que se había escrito sobre el Taj Mahal, se había hecho desde la perspectiva de los emperadores, olvidando a los verdaderos héroes cotidianos que eran los 20.000 maestros y peones de obra.

-En tu libro no solo luce el esplendor de la arquitectura, sino que también asoman los prostíbulos, la corrupción, la discriminación por castas.

-Porque el mundo es muy complicado hoy y lo ha sido siempre. Se trata de aceptar esta realidad como algo natural y buscar los recursos y las fuerzas para salir adelante.

-La caligrafía del Taj te ha permitido realizar otro tipo de recursos narrativos.

-Desde el momento en el que me sumergí en el ambiente de la obra, me di cuenta de que los calígrafos tenían que ser un personaje fundamental, porque fueron los que realmente dotaron de vida al edificio al tratar en sus muros la palabra de Dios.

-Hay poca documentación sobre la construcción del Taj. La Biblioteca Británica te abrió algunas puertas.

-Me ha abierto las puertas a los viejos tratados de las imprentas de Deli y a las colecciones de miniaturas, que son como fotografías de hace 300 años. Y realmente ha sido la vida la que me ha traído a este libro, ya que me decidí a vivir a tres paradas de metro de la British Library.

-Arquitectos, calígrafos, artesanos y obreros arrastrando enormes bloques de mármol a lomos de elefantes.

-Y así hasta 20.000 personas que no solo vivieron y sufrieron, sino que también murieron para construirlo.

-¿Por qué nadie ha escrito la historia de todos esos seres humanos que murieron construyendo tantas obras de arte que hoy admiramos?

-Es algo que no me explico. El día que decidí escribir la novela, me quedé perplejo porque apenas había media docena que trataba el tema en clave de novela y solo de forma tangencial.

-En tu libro también están presentes el enfrentamiento entre la diversidad cultural y el integrismo. Igual que nos ocurre hoy.

-Convivir es muy difícil, pero es el único camino. Eso lo hemos visto en el pasado y lo estamos volviendo a ver hoy. Durante la escritura de la novela he pensado muchas veces en Andalucía, y en Córdoba en concreto, porque uno de los edificios más bellos del mundo como es el Taj, para mí el más bello de España es la Mezquita, a años luz del siguiente, nace como una flor de loto en medio del fango precisamente gracias al espíritu de tolerancia de quien lo promueve.