De Gonzalo al mito del Gran Capitán

"Arrojado para combatir, generoso para dar, hábil para entender y negociar". Su estatua ecuestre preside Las Tendillas, da nombre a una arteria principal de la capital y tantas otras cosas más, pero en general poco conocemos del noble, político y militar Gonzalo Fernández de Córdoba y Enríquez de Aguilar (Montilla, 1453--Loja, 1515). El Ejército de Tierra y el Museo del Ejército brindan ahora la ocasión de acercarse a la figura de este personaje ilustre, a través de una exposición que podrá verse hasta el 24 de abril en el Oratorio de San Felipe Neri y que, como dijo ayer su comisario, el coronel Ansón, "quiere acercar al Gran Capitán --el último héroe caballeresco del Medievo-- a sus orígenes". A la inauguración acudieron, entre otros muchos, el general Ruiz Olmos, o el alcalde de Montilla, Rafael Llamas. El éxito de la muestra, organizada para conmemorar el quinto centenario del Gran Capitán y que ha podido verse en Toledo hasta el 31 de enero, ha permitido exhibirla ahora en Córdoba por la relación estrecha de la provincia, en especial Montilla, con el personaje que jugó un papel decisivo en la historia de España al servicio de los Reyes Católicos.

Se articula en torno a distintos bloques. El primero aborda sus orígenes y vicisitudes familiares, que en gran medida forjarían el carácter y personalidad de Gonzalo Fernández de Córdoba. Un segundo bloque explica su participación en la Guerra de Granada, considerada la última gran cruzada de la cristiandad, donde forjó su preparación humana y militar al mando de unidades dentro de las fuerzas que encabezaba su hermano Alonso. Cuentan los historiadores que su especial habilidad para la diplomacia y el conocimiento que tenía del árabe hizo que Boabdil lo reclamase para negociar la rendición de Loja y las Capitulaciones de la rendición de Granada. Esta cualidad sería una constante en su vida, ya que el militar cordobés siempre trató de evitar el combate por medio de las conversaciones con sus adversarios. Un tercer bloque contempla a un Gran Capitán con 40 años, después de su actuación en la contienda en las guerras contra el reino Nazarí, que ya ha adquirido gran reputación en la corte; un cuarto y un quinto bloques que explican las campañas de Italia, donde revoluciona la guerra tal y como entonces se entendía, y cosecha dos éxitos absolutos. Unos años después, Fernando el Católico visitaría Nápoles (1507) llevándose consigo al Gran Capitán hacia la corte, siendo ya conocido el nombre del Gran Capitán en toda Europa. En el proceso de preparación de la exposición, se ha restaurado, transcrito y catalogado el fondo documental cedido por los Duques de Maqueda que consiste en una serie de cartas, la mayoría inéditas, entre los Reyes Católicos y el Gran Capitán.

Aunque no existen muchas piezas contemporáneas del Gran Capitán que se puedan exhibir, en el Oratorio pueden verse las relacionadas con la captura de Boabdil en la batalla de Lucena (1483) de un valor histórico extraordinario, armamento de la época, arma blanca y artillería, de los fondos del Museo y de la Real Armería, y retratos prestados por el Prado, el Museo de Zaragoza, la Casa de los Tiros de Granada y el Alcázar de Segovia. Parte de estas piezas son reproducciones de las originales que no se han podido exponer por las exigencias técnicas que precisa su exhibición. La muestra incluye cartas del Gran Capitán y los Reyes Católicos, cedidas por los Duques de Maqueda.