Me explico. Teniendo en cuenta que hoy, domingo, aunque llueva, es el día del voto, aunque quizá también, por lo de los caballos, digo, siga siendo el día del boto, la cita con la urna.

Veamos lo que dice el viejo druida en que me voy convirtiendo. El perol es una urna de toda la vida, ya sea en la mesa, la mesilla, la mesa camilla, a campo abierto, en el bar, el restaurante de la esquina, la taberna, o a pie de tabernáculo, como quien dice, que no hay más que verlo. Lo que pasa es que es una urna abierta, de ranura rota, en círculo, en torno a la cual, y de una forma respetada y ceremoniosa, como en la plaza de toros el público, habla, comenta, incluso decide, se muestra como es. Cada cuchara, un voto. Hoy tenemos que votar.

Bien. Huele a Semana Santa, y también a salmorejo, que es viatico cuaresmal. Ayer, Finito de Córdoba pronunció su hermoso pregón de Semana Santa. Clavel e incienso juntos. Ayer, Finito, cordobés total, cambió su traje de luces por un traje de cruces, título bueno, que lamento haber escrito ya en la portada de un antiguo libro mío, de Ortega Cano. Finito, como siempre, cordobés total. Y además, presentado y bien por el también paisano Rafael Cremades, que con frecuencia tanta aparece en nuestra ventana de papel, entre otras razones porque produce la hermosa noticia. Tanto es así, que la noche antes del sábado, o sea el viernes, recibió en Cañete de las Torres el título, para las tarjetas de visita, de embajador del salmorejo cordobés. Enhorabuena cofrade.

Permítanme felicitar a nuestra Ana Obregón, que ha cumplido dieciocho años, perdón, sesenta años, espléndidos, aunque el tiempo no pasa en balde. En la tele hablo con un cordobés que viene a buscar novia. Me dice que han puesto un restaurante en el interior del hermoso Castillo de Almodóvar. Iré en cuanto pueda.

Más nombres. Leo que se lleva mucho el galgo. Es elegante y está en muchos grandes cuadros. Lo ha puesto de moda Jorge Javier, el mágico director de circo, de todas, o casi todas las tardes.

Habitado como estoy por las urnas de este domingo, me viene al pelo, como se dice habitualmente, que se va a llevar la barba, bueno, se está llevando, que no sé si es una moda tan solo o un modo de cambiar. A mí no me dejan.

Me permito, con permiso de mi director, que desde hace unos días escribo un blog en el HOLA. COM . Me cuentan que se está leyendo.

Eso sí, la pena de que Bob Dylan, que tanto pasea por el mundo su especialísimo sombrero cordobés, no pase, siquiera una noche, por nuestra ciudad. Bien que lo siento, y pasa cerca.

Y para terminar, de buena fuente, aunque quizá no viene a cuento, aunque la sangre no se olvida, José Bretón escribe en la cárcel sus memorias. Espero que cuente todo, pero todo, todo.

Todo sea por la fiesta. Y a votar, que hay mucho, pero mucho, en juego.