Prolibertas propone la iniciativa 'Brújula social' para personas sin recursos y Cruz Roja una 'agencia' para trabajadores con discapacidad

La Semana de la Innovación Social terminó ayer, pero el trabajo no se acaba. Ojalá fuera así, pero con la crisis cada día hace falta más trabajo, más trabajadores sociales, más recursos, más concienciación... y también más ideas.

Por eso, María Marín, de la Fundación Prolibertas (la entidad rectora del comedor de los trinitarios) y Nicoletta Comito, del grupo de trabajo de Empleo de Cruz Roja de Córdoba, hoy volverán al tajo . Eso sí, con nuevos proyectos en la cabeza después de la pasada Semana de la Innovación Social, que desarrolló la fundación Cajasur y que coordinó la Fundación Xul, permitiendo a más de doscientos participantes de veinte colectivos distintos intercambiar ideas, aprender nuevas fórmulas y maneras de trabajar y descubrir cómo impulsar sus iniciativas. Quizá con mucha teoría para el no iniciado, pero imprescindible en estos días para que la labor de atención social no se limite a un mero proyectito caritativo de siglos pasado, sino que sea el fruto de un proceso bien pensado, asesorado, viable, eficaz y con continuidad en el tiempo.

El caso es que María Marín y Nicoletta Comito ponen rostro a dos iniciativas con muchas horas de reuniones, estudio y trabajo con expertos, dos proyectos netamente locales que competirán, por primera vez desde Córdoba, en la próxima convocatoria europea de innovación social. Por parte de Prolibertas, se trata de Brújula social , una aplicación de móvil que permite acceder a una base de datos con todos los recursos disponibles en la ciudad para paliar la situación del usuario, derivándole a la institución que más y mejor le puede ayudar y haciéndole un perfil con el que ya pueden trabajar los profesionales de los servicios asistenciales. Así, se eliminarán esperas, dudas o situaciones incómodas, especialmente para muchos de los nuevos pobres que ha generado la crisis, sin información al respecto y muchas veces avergonzados. Todo ello en un mundo tan raro como el nuestro donde un móvil lo tiene cualquiera pero no todos saben, por ejemplo, dónde aplacar el hambre cuando se acaba la ayuda, explica Marín.

Tampoco tiene desperdicio el proyecto de Cruz Roja de Córdoba, detalla Nicoletta. Simplificando muchísimo, se trata de integrar a trabajadores con discapacidad en empresas a las que ya no se les "pide el favor de contratar a esta persona", sino a las que se les ofrece ahora grandes y cualificados empleados, perfectamente adaptados al perfil de la firma, de entre una base de datos (a manera de la conocida web InfoJobs) de 10.000 cordobeses que podrían inscribirse en la misma. Además, se contaría con el respaldo de Cruz Roja y otros colectivos y con el impulso de un intermediador que visitaría no solo grandes empresas, también medianas y pequeñas.

Y es que para ayudar a alguien además de saber hacerlo lo primero es tener la idea. Que también es un trabajo, y no fácil.