Lejos de esconder su origen, presume de etnia, a la vez que reconoce que no ha sentido el racismo porque es un gitano conocido

El bailarín y coreógrafo Joaquín Cortés lleva 30 años viajando por el mundo, con el flamenco y la danza a todos los rincones del planeta y cree que los países "han perdido su personalidad", "su identidad".

Joaquín Cortés (Córdoba, 1969) pone en duda los beneficios de una globalización que hace que todos los lugares, todas las ciudades se parezcan, y recuerda que cuando hace años iba a Japón contemplaba a sus ciudadanos ataviados con el quimono por las calles. "Ahora vas por las calles de cualquier capital y ves lo mismo: Zara, McDonald's, Adidas. No puedes decir: ¡mira qué encanto de rincón!, porque todo es igual. Y eso es una pena", lamenta. Asegura que él no es una persona "antiglobalización", pero sí es contrario a que todo sea "repetitivo".

Lo mismo le ocurre con la danza. "Todo el mundo baila igual", señala, y se queja de que los profesores de danza solo trasladen modelos que ya existen, por lo que reclama que enseñen "estilos diferentes y que sean más personales".

Cortés ha ejercido recientemente de profesor en una clase magistral en Marbella en la que ha expuesto ante unas 400 personas sus experiencias sobre el escenario, pero por el momento no se plantea entrar en el mundo de la pedagogía. Su trabajo como coreógrafo, director, productor y bailarín le impide dedicarse a la enseñanza aunque "el futuro siempre es incierto, siempre es una novedad --lo que me encanta-- y a lo mejor en un futuro tengo que ejercer de profesor", advierte.

Si hablamos de educación, en sentido amplio, Joaquín Cortés afirma que nuestro país no se encuentra entre los líderes a nivel europeo y propone cambios y sobre todo la "actualización" de los profesores. "Hay que subir el nivel de los profesores porque yo creo que hoy día los niños no aprenden igual. No quiero decir que antes se aprendiera más que ahora, pero la enseñanza no está al mismo nivel".

Lejos de esconder su origen, Joaquín Cortés presume de etnia, a la vez que reconoce que no ha sentido el racismo porque es un gitano conocido que lleva el arte y la danza por todo el mundo. Mantiene que el racismo no es un problema de culturas o razas, sino de clases sociales, por eso a "un gitano como yo --dice-- que está por la calle tirado lo quieren meter en la cárcel, y yo, sin embargo, soy admirado y reconocido".

Embajador del pueblo romaní en la Unión Europea, el bailarín muestra su preocupación por la situación que padecen los inmigrantes que esperan en Ceuta y Melilla a saltar la valla. "Habría que verse en su situación, porque no sabemos hasta qué punto uno tiene que huir de su país para encontrar un sitio donde pueda ser libre y ser mejor tratado", reflexiona.

Por toda España viajará este verano el nuevo espectáculo de Joaquín Cortés, Gitano , una fusión de distintos estilos de danza y música.