El director de orquesta argentino llega a España para dirigir la interpretación de 'Don Quijote' y 'Vida de Héroe', dos obras de

Richard Strauss

Daniel Barenboim (Buenos Aires, 1942) regresa a España procedente de Milán y París. A pesar de su apretada agenda, mantiene intacto su sentido del humor.

--¿Cómo afronta esta nueva visita a nuestro país?

--Para mí siempre es algo muy especial volver a Madrid, y este año también a Mallorca para ofrecer en Formentor un concierto de piano con obras de Schubert. Llevo ya 56 años viniendo a España y siempre he sentido la lealtad de un público que no se cansa de verme.

--Llega con un programa de Strauss que el autor y la Filarmónica de Berlín interpretaron en España en 1908.

--Don Quijote y Vida de héroe no son solo dos grandes obras. Estos poemas sinfónicos están muy conectados entre sí y dan un cuadro completo de lo que es Strauss. Será un concierto muy completo para festejar el 150 aniversario del compositor.

--La clásica y la ópera no pasan por su mejor momento. ¿Qué salida le ve a esta situación?

--Una muy clara: que la música se imparta en las escuelas como una materia tan importante como las otras. Son los políticos los que pueden tomar esta decisión, pero como no les gusta la disciplina no la apoyan. La clásica debe salir de la elitista torre de marfil en la que está ubicada, hay que sacarla, ya que es un bien universal. Si existiera esa formación de base, la gente asistiría a los conciertos.

--Se cumplen 15 años de la West-Eastern Divan, orquesta con músicos israelíes, árabes y palestinos. ¿Qué balance hace de su trayectoria?

--Muy positivo, en tanto que ha ido cumpliendo los objetivos de crear un clima de concordia por medio de la música. Seguimos con nuestras giras y programas pedagógicos, pero la novedad es que ponemos en marcha un proyecto de tres años con el Colón de Buenos Aires. En agosto vamos actuar con Martha Argerich y con Les Luthiers. Será una experiencia divertida.

--Una apuesta optimista dada la situación de Argentina, cerca de la suspensión de pagos...

--Lo que hay que hacer primero es ganar el Mundial (risas), después seguir con nuestro proyecto y ya hablaremos de lo demás. Por cierto, me disgustó la eliminación de España. Nos habían acostumbrado a un nivel muy alto y me entristeció que se fueran tan pronto. Yo tengo muchas nacionalidades, pero futbolísticamente me siento argentino.

--¿Cómo juzga la proclamación de Felipe VI en un momento de crisis de la monarquía y de crecimiento de la ola republicana?

--Cada país tiene su modo de hacer las cosas. Pero no hay que olvidar que las monarquías parlamentarias han funcionado bien tanto en el norte de Europa como en España. No hay que dejarse llevar por impulsos del momento y olvidar que sin Juan Carlos no se habría producido un cambio democrático como el de este país. A Felipe lo conocí al recibir el Príncipe de Asturias, pero no lo he tratado. Y no me quiero olvidar de la reina Sofía, una gran dama que siempre ha apoyado a la cultura.