Las monjas clarisas ya tienen su hospedería lista para dar cobijo a quien busque el silencio de un convento cargado de historia y escondido en pleno corazón histórico de Córdoba. Las obras que ha dirigido el arquitecto Francisco Javier Vázquez Teja a lo largo de este año ya han llegado a su fin y han dado como resultado tres alojamientos, con dormitorio, salón y baño, que ya están totalmente amueblados y listos para ser ocupados. El obispo, Demetrio Fernández, ha celebrado una eucaristía para bendecir otro espacio más que renace en el convento de Santa Cruz, una joya del siglo XV situada en el barrio de San Pedro.

A partir de ahora, empieza la etapa de preparar la comercialización de estos tres alojamientos, a los que se accede desde el compás. Vázquez Teja explica que se está estudiando ofrecerlos a través de una página web del convento y que el objetivo es que pueda empezar su explotación a partir de septiembre. Esta iniciativa proporcionará nuevos fondos a las monjas que, aunque hace más de tres años salieron de la difícil situación que atravesaban, que las llevó incluso a anunciar el cierre del convento, siguen necesitando ayuda. Estas monjas realizan también labores de repostería y lavandería.

La hospedería es otro paso más de los que se están dando para ir mejorando la imagen del convento, en el que ya se ha recuperado el atrio y se ha acondicionado la iglesia, pero al que le queda mucho por hacer. También se ha actuado en la espadaña del campanario. Todas estas intervenciones han contribuido a recuperar elementos del pasado que permanecían ocultos. Según explica el arquitecto, la siguiente tarea será el arreglo de la fachada del convento, que está muy deteriorada, para lo que ha pedido ayuda a la Diputación.

Como asignatura pendiente queda dar uso a todas las casas que conforman el conjunto, muchas de las cuales están deterioradas. En la mente de este arquitecto sigue hacer realidad el centro de interpretación de los patios conventuales, con el que pretende poner en valor el del compás y el del palacete barroco, además del huerto. También continúa con la idea de restaurar el palacete para transformarlo en un museo que muestre las piezas que atesora este convento, pero eso es ya un proyecto más complejo y costoso.