Leo que pide sitio, también, en lo de los premios de la Unesco la cal de Morón. La de Morón y la de cualquier sitio de España, porque no hay cal como la nuestra, es la identidad del sur, de nuestro sur. Además, ¿qué sería de un patio de Córdoba, único en el mundo, sin ese toque de la cal nuestra de cada día? Esa cal que de tan blanca azulea. Incluso este viejo cronista, tal vez para poder contarlo 70 años más tarde, pintó con su propia mano la cal de la tapia del huerto de la casa de su abuela, en los montes orientales de Granada. Así que reclamo, por favor --¡tanto que he escrito de los patios de Córdoba!--, el honor de encalar un cachito de patio cordobés. ¿Podría alguien darme esa oportunidad de hacerlo antes de que lleguen las lluvias? Lo podré contar a mis nietos como una gran historia, irrenunciable.

Y sobre esa cal, para empezar, escribo el nombre de Elvira Fernández Balboa, señora de Rajoy, con la autoridad, escasa, que me da el ser premio Ciudad de Pontevedra de periodismo, de hace muchos años. ¡Cómo pasa el tiempo! Conocí a Viri , como la llaman en familia, discreta y serenamente bella, cuando era la que llevaba la economía de Antena 3. Es probable que hasta le pidiera un anticipo. Era eficaz y callada, y su sonrisa tenía la verdad de las camelias de los pazos de su tierra. En fin, que para ella, que ya es primera dama, lo mejor, toda la suerte del mundo, aunque no tenga más remedio que vivir en la Moncloa, que tiene lo suyo.

Y más nombres para este perol de domingo, el de Paloma San Basilio, que empezó conmigo en la tele y que acaba de cumplir los hermosos 61 años.

En fin, ya saben que en el perol siempre tiene que haber de todo, así que aprovecho para dar la enhorabuena a Anguita, a don Julio, por sus 70 años, que está, me dicen, mejor que nunca.

Hago saber, de paso, que la duquesa de Montoro, tan nuestra, ha salido de su última cornada fenomenal, o sea más linda que nunca y sin mancha en el rostro. Que estaban diciendo que si tal y que si cual... La quiero, y ella lo sabe, como si fuera niña mía.

En una revista de esas que nos llegan de fuera, me encuentro a nuestro Elio Berhanyer vestido de lino blanco. "Es un jaguar subido en un rolls". Vale.

Me llega la revista Toreros , de Toscano, don Pepe, ¡cómo me habría gustado pujar por la montera de Manolete en los Estados Unidos!

Y ya espero ese libro nuevo sobre el torero que ha publicado la editorial Almuzara.

En el AVE aguanto, sí, aguanto, la última de Woody Allen, solo para ver los cinco minutos de la Bruni. Está muy bella, sentada en un parque leyendo un libro, medio plano, linda. Pero más que un cameo es un camelo.

Y termino, bueno, ella termina conmigo, escuchando a Diana Navarro en su último sueño flamenco. Siempre se me queda en el aire su voz, como un pañuelo de seda al viento.