Bueno, muy bueno el cartel, presidente de la Diputación. Me gusta el nombre del cartel, lo de apostar por Córdoba, Apostamos por Córdoba . Yo también apuesto por Córdoba, por Córdoba toda, que no sería Córdoba la que es sin todos los pueblos, todos, de su geografía. Yo, como además de ser cateto, esto es, de pueblo, creo en lo que aportan los pueblos a los grandes nombres de las ciudades, aquí que me planto este domingo para decirles lo que por otro lado ustedes ya saben, esto es; que apuesto a tope por Córdoba, la rural, la cercana, la campesina, la nuestra. Miren ustedes lo que les digo, si creeré en la Córdoba, la otra, la del mapa cercano, que he tenido casas en Zuheros, en Villafranca, en Baena, en Montoro, en fin, y las que busqué y no tuve, y las que casi tuve... Pero a lo que voy, por lo pronto, felicidades, de ayer, a todos los josés, pepes y pepitos, y josemarías, que ayer fue su día y que son tantos, y a las pepas, pepitas y josefas, y a los padres, que son, somos tantos, y que cada día, según sé de buena tinta, habrá más, porque es increíble, fascinante, la cantidad de parejas que se quieren casar y hacen cola para conseguirlo, en el Alcázar de los Reyes Cristianos.

Eso está bien. Y a propósito de historias de amor, dentro del ajetreado mundo en el que vivimos, les diré que ahí conocí y di la mano, no todo el mundo puede decirlo, al que entonces era príncipe Aki Hito de Japón, que apareció por Córdoba, poco tiempo después de casarse, en la primavera del año 1959, en compañía de la entonces princesa Michiko, hoy, ambos, emperadores del Japón, seres casi divinos, con los que conversé, con traductor, aquí en la Judería, y en presencia, más les cuento, del padre de ella, un gran industrial de los trenes japoneses, que ya conocía nuestra ciudad. Así que, conste en acta, titulé, bien que lo recuerdo: Un divino muy humano .

Y de los alrededores hablo del nuevo libro de Alberto Díaz Villaseñor, Nuevo lapidario , que me lo envía desde Peñarroya, donde también, por cierto, estuve en su día a punto de quedarme.

También tenemos hoy, cómo no, a nuestra duquesa de Alba, que en su reciente libro de cocina tiene la receta de su salmorejo, naturalmente, sí señor. Me cuentan en los mentideros, esos que a veces dicen alguna verda, que Rosa Aguilar podría ser la que en su día luche, políticamente, contra Arenas.

¡Ah! Y el libro de Las columnas de fuego , de nuestro Antonio Gil Moreno, que de alguna forma se ha convertido en mi padre espiritual, porque está conmigo todas las mañanas, al alba, desde la radio. Gracias compañero.

Y este tsunami de cariño, en este domingo que avisa de la primavera, que llega mañana, en el almanaque, aunque, como dice el poeta, y si no lo ha dicho lo siente: "Aunque en mi corazón ya estaba".

La mejor manera de apostar, siempre, con Córdoba, la de dentro y la de fuera, porque sin la de fuera no sería posible el milagro de la de dentro.