Abogado experto en derecho patrimonial y fundador de la escuela de paramotor 'Córdoba Vuela', Rafael Tena es autor de las imágenes de la última nevada sobre Córdoba que, tomadas desde el cielo, causaron sensación en internet

--¿Vuela para soltar adrenalina?

--Entre otras cosas, sí: soy un adicto a la adrenalina y lo necesito, tanto volar como hacer paracaidismo o rappel.

--¿No será tal vez que tiene complejo de pájaro?

--Más que complejo, tengo envidia de los pájaros.

--La gente comenta cuando los ve sobrevolar un partido de fútbol o en los toros que lo hacen para no pagar entrada.

--Desde arriba no se ve por dónde va el balón o si el torero da un natural. Nosotros no queremos molestar.

--¿Qué hay que tener para en una tarde de perros, nevando, coger su aparatito y salir a volar para hacer fotos?

--Hay que tener una gran ansia de compartir con los demás lo que yo veo desde arriba. Sentí una gran necesidad de saborear mi ciudad con ese manto blanco con el que tan pocas veces nos encontramos.

--¿Y cómo se las arregla para que las fotos no le salgan movidas?

--Es que soy buen fotógrafo; no tengo parkinson y sé configurar mi cámara.

--¿Ha preparado alguna vez un juicio en el cielo o allí arriba no hay tiempo para pensar?

--Pues si quiere que le sea sincero, la mayoría de mis contestaciones a las demandas las preparo allí arriba.

--Será que tiene buenos asesores en el cielo.

--No me llevo demasiado bien con esos de arriba. Pero la verdad es que en el cielo tengo muchísimo tiempo para relajarme e inspirarme.

--¿Se ha sentido alguna vez un Gran Hermano de la ciudad?

--Casi siempre. Me encantó ver hace poco la gran crecida del río desde Palma hasta aquí, o cuando cae el sol de primavera y la Mezquita refleja colores increíbles. Me gustaría compartir todas esas vivencias. Pero no sé lo que es un gran hermano, aparte de que es un reality para marujas y gente sin cerebro. A mí no me ve la gente, yo veo a la gente.

--¿Qué hace falta para que uno pierda el miedo a subirse a un paramotor?

--Probarlo conmigo una vez.

--¿Tan bueno es?

-- Doy seguridad. Así de fácil.

--¿Y si el viento se pone rebelde, aterriza como puede?

--Aterrizo en el municipio más cercano, llamo por teléfono a mi mujer o a mis compañeros, me recogen y no pasa nada. Si el viento se me pone tonto, jamás me arriesgo y aterrizo donde quiero, hasta en una terraza. A esta situación solo he tenido que enfrentarme dos o tres veces en todos los años que llevo volando.

--¿Y si se para el motor?

--Planeo y voy con la suficiente altura para aterrizar sin ningun problema. Por cada metro que bajo avanzo ocho, algo que no ocurre con un avión, por ejemplo.