La serie televisiva Crime Scene Investigation (CSI) es muy seguida en España. En nuestro país, además de la policía científica, los ingenieros químicos (forenses) también trabajan en este campo de investigación (o en el diseño, optimización, planificación y transformación de productos). José Costa López, catedrático de Ingeniería Química de la Universidad de Barcelona y decano del Colegio Oficial de Químicos de Cataluña estuvo en Córdoba para hablar de la profesión y de las salidas laborales de ésta. Concretamente, profundizó en una rama de la misma, la de los forenses, que atañe al campo de "los juzgados, y no a la medicina", matizó el experto.

El especialista en asesoría de temas de ciencia e Ingeniería Química que pueden acabar en los tribunales (ciencia forense) ha trabajado en todas las jurisdicciones (penal, civil, contencioso-administrativa, etc.) porque hay casos en los que para que el juez emita su sentencia se tienen que realizar muchos informes periciales. Así, Costa intervino en el incendio que destruyó el Liceo de Barcelona, donde hubo una acusación tanto pública como privada de que el incendio se podía haber evitado. Tras un informe de la policía científica, que concluía que podía haber indicios de delito, la defensa "me llamó para hacer un contrainforme", y el experto comprobó que había algunos fallos; además, en ciencias forenses "nunca tienes todos los datos", ya que hay múltiples informaciones distintas.

Lo que hace este científico es investigar al estilo CSI (policía científica y forenses), con casos de patentes, drogas, etc. Por tanto, el experto forense explica los hechos y debe ser un buen profesional; si es contratado por la acusación, debe explicar los motivos que la favorecen y callarse los que no le benefician. Una cuestión esencial es que el abogado "te entienda, hay que huir del lenguaje científico".

Otros campos de actuación de esta rama son las enfermedades profesionales, los casos en los que las empresas creen que la Administración abusa de ellas, la industria química o la enseñanza, por lo que este trabajo es "un puzzle multidisciplinar". En España, la situación del ingeniero químico es buena, según Costa, puesto que el experto forense puede encontrar trabajo sin problemas. Aunque el empleo del graduado tiene malas perspectivas, si bien posee competencias y está capacitado para desempeñar la labor, éstas no son reconocidas por el Gobierno. La afición de este científico por la tarea se debe a una "casualidad", ya que era futbolista cuando era un chaval.