Tras la belleza de los jardines que se puede observar en los barrios de San José Obrero, el Santuario y los patios cordobeses, hay detrás un duro y esmerado trabajo que realizan cada día las personas que integran el taller de empleo de jardinería e integración de Moreras y Margaritas. Su labor es muy agradecida tanto por los vecinos como por todos los ciudadanos de Córdoba que perciben un trabajo realizado con cariño y dedicación.

Ayer visitaron el taller Valentín Priego, presidente del Instituto Municipal de Desarrollo Económico y Empleo (Imdeec), y Carmen Cisneros, jefa del servicio de fomento del empleo del Servicio Andaluz de Empleo (SAE), sin cuya aportación económica de 496.136 euros no se podría hacer factible esta labor de integración con personas que tienen dificultades para acceder al mundo laboral, y de colaboración y recuperación de la flora autóctona de la ciudad. María Alonso es la directora del taller de jardinería que trata de promover la integración de las personas al mundo laboral y, en concreto, llevando a cabo el cuidado y el tratamiento de los recintos ajardinados de Córdoba. María Alonso explicó que el taller de empleo consta de dos módulos, uno de jardinería y otro de atención a colectivos marginales, por lo que hay dos perfiles muy diferentes de alumnos en estos talleres.

En el primer módulo se aprenden asignaturas como diseño de jardín y sus estudiantes, con edades comprendidas entre los 27 y 53 años, son los verdaderos protagonistas que realizan toda la labor de jardinería urbana y que, según han comentado, están deseando de ver todo el resultado de su labor.

El grupo de atención a colectivos desfavorecidos lo conforman personas que ya son diplomadas. Hay trabajadores sociales y maestros que emprenden su aprendizaje práctico en el taller para luego trabajar en entidades sin ánimo de lucro relacionadas con temas sociales.

El proyecto es, según señala María Alonso, bastante innovador, ya que abre nuevas espectativas a los educadores sociales. También se ha tratado el problema del absentismo que tiene la zona de Moreras y Margaritas para integrar a sus vecinos en las escuelas de verano, y la experiencia ha sido muy positiva tanto para los educadores como para las personas que viven en el barrio.

De otro lado, el taller de jardinería trata de insertar a personas en el mundo laboral y a otras que no han tenido nunca un contrato, como mujeres amas de casa que ahora tienen un trabajo remunerado.

Por último, Valentín Priego destacó la labor de los alumnos como piezas clave del engraneje de los cursos. En septiembre el taller retomará sus actividades de inmediación intercultural, trabajo con inmigrantes y diferentes etnias con la ayuda de la Junta de Andalucía, que colaborará hasta febrero del 2010, fecha en que finalizará el curso.