COFRADÍAS

El pregón de Francisco Román Morales, prólogo de los días grandes

El Gran Teatro acoge el acto que anticipa la Semana Santa de Córdoba, que este año ha sido pronunciado por el cofrade de la Sagrada Cena

El pregonero, durante el acto celebrado en el Gran Teatro.

FRANCISCO GONZÁLEZ

Fiel a su cita llegó de nuevo el pregón de la Semana Santa que, una vez más, ha sido pronunciado en el Gran Teatro de Córdoba, en esta ocasión, por el cofrade Francisco Román Morales. Este año con dos novedades, la primera, el cambio de hora, ya que se ha celebrado una hora antes que en años anteriores; y la otra, la ausencia de un icono del pregón, como es la Cruz Guiona del Campo de la Verdad, una pieza que este año ha sido sustituida por la cruz de guía de la hermandad de la Sagrada Cena, la hermandad del pregonero.

Un pregonero, presentado por Blas Jesús Muñoz, que ha ido desgranando un texto donde ha predominado la prosa salpicada de algún verso. Así, en la primera parte ha hecho un extenso recuerdo a la Semana Santa de su infancia y adolescencia, dejando hermosos pasajes de una Semana Santa que para muchos puede ser en blanco y negro pero para el pregonero «tenía todo el colorido y la grandiosidad que la mente de un niño es capaz de imaginar». A lo largo de estas líneas han ido pasando enclaves hoy perdidos, así como personajes fundamentales de la misma como el imaginero Juan Martínez Cerrillo.

Ya encarando la Semana Santa actual, el pregonero ha lanzado a modo de crítica que en los últimos años «nos hemos prodigado en exceso con salidas extraordinarias más o menos justificadas, algunas no había por dónde cogerlas, y hemos provocado escenas ciertamente preocupantes». Señalando que en los últimos años han proliferado «nuevas tribus «subkofrades» de reporteros ocasionales, de influyentes de pacotilla y una última subespecie gritona y maleducada de aulladores, han tomado las calles», ha concluido el pregonero, respondido con un gran aplauso del público.

El grueso del pregón ha estado ocupado por un apartado que el pregonero ha llamado «la Pasión según Córdoba». Así ha ido recreando la Pasión de Cristo cronológicamente a través de los titulares cristíferos de las cofradías.  

Muy emotivos han sido los pasajes dedicados a la hermandad del Nazareno, especialmente a la Virgen Nazarena: «...Por eso solo tú eres la madre buena/ Por eso solo tú fuiste Esperanza/ Por eso solo tú eres ¡Nazarena!».

La parte final del pregón ha estado dedicada a la Virgen de la Esperanza del Valle, «la flor más lozana y escogida del jardín que cuida San Álvaro de Córdoba». A ella ha dedicado sentidas palabras y delicados versos. «Por todo eso, Señora, en tu regazo, se cobija Poniente. ¡Dios te salve! De la cruz blanca, redentora y de los desvalidos, protectora. ¡Oh! celestial princesa, soberana de la tierra y de los cielos, tu amorosa bendición, ¡A ti clamamos! Vida, dulzura y abogada nuestra. ¡A ti suspiramos! Y a este valle de lágrimas, con el fruto bendito de tu vientre, ¡tráenos la salvación!», ha concluido el pregonero. 

Autoridades y pregonero, en primer término, en el Gran Teatro.

Autoridades y pregonero, en primer término, en el Gran Teatro. / FRANCISCO GONZALEZ

Un año más, como preámbulo musical, ha actuado la banda de música de la Esperanza. La formación cordobesa ha interpretado La Esperanza del Valle, de Alfonso Lozano; Marcha Fúnebre Op. 35, de Cipriano Martínez Rücker; Estrella bendita, de Antonio Moreno Pozo, así como Saeta cordobesa, de Pedro Gámez Laserna.

Entre otras muchas autoridades, han estado presentes el obispo de la diócesis, Demetrio Fernández; así como el alcalde de la ciudad, José María Bellido, que, junto a los cofrades cordobeses, han presentado este pregón que, como cada año, se alza como el mejor prólogo de los días grandes.