ENTREVISTA | Francisco Román Pregonero de la Semana Santa de Córdoba

«Tenemos artistas para poner una cofradía en la calle sin salir de Córdoba»

«Cada vez se están viendo altares más elaborados; eso es Valdés Leal, pero a sangre», afirma

Francisco Román, pregonero de la Semana Santa de Córdoba 2023. | A.J.GONZÁLEZ

Francisco Román, pregonero de la Semana Santa de Córdoba 2023. | A.J.GONZÁLEZ / manuel á. larrea

Manuel Á. Larrea

Manuel Á. Larrea

Francisco Román, cofrade de sangre y salesiano de formación, será el encargado de pregonar la Semana Santa este 2023, un honor y una responsabilidad para la que se vale de toda una vida vinculada al mundo de las cofradías.

Para quien no lo conozca, ¿quién es Francisco Román?

Desde el punto de vista cofrade, soy un cofrade de a pie. Pertenezco en la actualidad a las hermandades de la Sagrada Cena y del Nazareno, mientras que en mi infancia y primera juventud pertenecía a La Borriquita, de la que fui hermano fundador, y a la hermandad del Prendimiento. Esto debido a que estudié en Salesianos desde los seis años hasta que salí para la universidad. Entonces, mi vinculación con los Salesianos es muy importante. Me defino como eso: persona de formación salesiana.

¿Cuál es su origen cofrade?

Mis orígenes vienen de mi padre. Mi padre era cofrade y durante toda su vida estuvo también muy vinculado con la casa salesiana. Yo entré en el colegio en 1962, y al año siguiente, en abril de 1963, se reorganizó la antigua hermandad de La Borriquita, ya bajo el colegio salesiano. Entonces, mi padre me plantea la posibilidad de formar parte del primer cortejo de procesiones de esta hermandad. Yo le dije que sí y aquella experiencia me gustó. Al año siguiente, mi padre, que había sido fundador de la hermandad del Prendimiento, y además en aquellas fechas, en el 64, pertenecía a su junta de gobierno, volvió a coger su túnica de nazareno y yo, vestido de esclavina, encendiendo velas, empecé. Así fueron mis primeros pasos hasta que llegué a la universidad. Digamos que la cosa se queda en stand by, a mí me sigue gustando la Semana Santa y demás, pero no participo activamente prácticamente hasta el año 1994, cuando me incorporo a la hermandad de la Cena.

¿Cuáles son sus mejores recuerdos de aquellos primeros años?

Aquellas primeras salidas, tanto el Domingo de Ramos como la noche del Martes Santo. Éramos muy niños cuando empezó todo aquello y a los salesianos nos convocaban en el colegio a los que íbamos a salir en La Borriquita y nos enseñaban a andar. Fue prácticamente durante todos los años que estuve saliendo, doce años seguidos. Era algo que formaba parte de la estación de penitencia de La Borriquita. En el Prendimiento, el hecho de que mi padre formara parte de la junta de gobierno me permitió vivir la vida interna muy de lleno. Son unos años que recuerdo con un cariño tremendo. Imborrables.

Esos buenos momentos se han ido repitiendo seguramente.

Claro. Luego, cuando me incorporo a la hermandad de la Cena, ya empiezo a formar parte de juntas de gobierno y, claro, he estado viviendo la Semana Santa... y lo sigo viviendo el día a día de la cofradía, aunque actualmente no formo parte de la junta de gobierno porque decidí hace unos años echar un paso a un lado.

Esta pasión también tendrá sus tormentos, ¿no?

Evidente. Cuando llega el Jueves Santo, cuando salimos, todo es brillo, todo reluce, pero el día a día tiene momentos de satisfacción, pero también tiene momentos muy complicados. Momentos duros en los que te dan ganas de salir corriendo. Puedes tener encontronazos con hermanos que no quieres que se produzcan, pero por desgracia pasan. O momentos como cuando hubo un año en el que nuestra economía estaba por los suelos. Aquello, evidentemente, generaba una tensión importante. No es que ahora mismo la economía esté boyante, porque la economía de una hermandad nunca esta boyante, pero se puede tirar para adelante. Y muchas veces el día a día afecta a tu vida familiar de manera muy fuerte.

«Es un cúmulo de sensaciones. Para un cofrade esto es importante. Me siento privilegiado»

¿Cómo recibió la noticia de que iba a ser pregonero?

Pues ya ves, con sorpresa, alegría y responsabilidad. Es un cúmulo de sensaciones que en ese momento se agolpan. Para un cofrade esto es importante. Me siento un privilegiado.

¿Es difícil hablarle a la Córdoba cofrade?

Bueno, es que el tema del pregón es algo muy personal. A mí no me ha resultado especialmente complicado. Yo tenía la idea en la cabeza. Gracias a Dios la tuve desde el primer momento. Me hice mi esquema y me puse a rellenarlo de contenido. Primero, escribiendo como un desesperado. También eché mano de artículos que había hecho para mí. En alguna ocasión se me ocurría algo de alguna hermandad y lo escribía.

¿Alguna pista?

Consta de tres partes. Hay una primera en la que hablo de mi infancia, de cómo era la Semana Santa que vivía de niño. Luego, hablo de la pasión de Córdoba. Voy siguiendo la pasión a través de las imágenes de los cristos de cada una de las hermandades. Y, por último, hablo de la Esperanza del Valle, que es la titular de mi hermandad de la Cena. Y esa última parte se la dedico a ella.

«A las nuevas generaciones de cofrades las veo muy faltas de formación»

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Ya que habla de la Semana Santa de su infancia, ¿recuperaría algo de antaño?

Hay una cosa que se está recuperando y son los altares de culto. Cada vez más se están viendo unos altares más elaborados, con gran cantidad de cera y con un exorno floral interesante. Esto antes era muy frecuente. En la actualidad, una que monta unos extraordinarios es la hermandad del Remedio de Ánimas. Eso es barroco en estado puro, eso es Valdés Leal, pero a sangre. Eso, gracias a Dios, se está recuperando. También te digo, hoy en día esta Semana Santa tan rica en lo material, está dando de comer a mucha gente. Tenemos artistas y artesanos como para poder poner una cofradía en la calle sin necesidad de tener que salir fuera de la ciudad. Hay unas generaciones de imagineros, tallistas, orfebres y bordadores que no lo había antes. Y eso está repercutiendo de forma muy notable.

¿Cree que se valora ese arte lo suficiente?

No, no, porque hay mucho desconocimiento del mundo de las cofradías. La gente ve lo que sale a la calle y no ve lo que hay detrás.

¿Cómo ve a las nuevas generaciones cofrades?

Las veo muy faltas de formación. La formación, no solo desde el punto de vista cristiano, desde el punto de vista histórico y artístico, hace falta mucha. Hoy en día se adolece de ella, somos los mismos cofrades los que no sabemos estar en la calle.

¿Cómo está viviendo estas semanas previas?

Cada vez más denso. Cada día un poquito más acelerado y empiezas a notar ya la presión de que el día ya, prácticamente, está a la vuelta de la esquina.

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