A vueltas con la ‘madrugá’

La madrugada del Viernes Santo ha vuelto a ser uno de los temas recurrentes de la Cuaresma, pero ¿hasta donde hay interés real por recuperarla?. Está claro que desde algunos años atrás el tema está en el aire pero hasta el momento nadie ha hecho nada. Sin ir más lejos, el Jueves de Pasión del pasado año, en la presentación de la revista de Semana Santa de Diario CÓRDOBA, el tema fue uno de los puntos del debate. En este sentido, la presidenta de la Agrupación de Cofradías, Olga Caballero, decía que la madrugada del Viernes Santo debía ser «un proyecto sin fecha que debería contar tanto con el apoyo de los cofrades como de la ciudad, especialmente la hostelería».

Precisamente, Olga Caballero comenzó su mandato en la Agrupación de Cofradías con la idea de fomentar esta jornada, si bien, echémosles la culpa al covid, nada se ha hecho al respecto. También desde Capitulares había cierta intención de revisar la madrugada. Hasta un grupo político lideró el proyecto dejando caer que nombrarían una comisión para trabajar en el tema. Por el momento, solo es eso, un tema recurrente que sin duda debería ser un proyecto real, con los pies en el suelo y con la intención de querer engrandecer la Semana Santa cordobesa, como ya ocurrió en aquellos lejanos años 90 del pasado siglo cuando la recién elegida junta de gobierno de la Agrupación de Cofradías, presidida por Juan Villalba, se encontró sobre la mesa con un importante proyecto para el engrandecimiento de la Semana Santa, una apuesta importante que llegaba de la mano de una hermandad de barrio como la Merced, que decidió trasladar su día de salida a la madrugada del Viernes Santo. Un proyecto ilusionante para la cofradía y por ende para la Semana Santa de la ciudad, que lamentablemente no contó con el apoyo del máximo ente cofrade.  

Madrugada de contrastes

Cabe recordar que desde la presidencia de Manuel Laguna ya se hablaba de fomentar la madrugada del Viernes Santo en una época en la que solo procesionaba la cofradía de la Buena Muerte. Se buscaba una madrugada de contrastes con cofradías de silencio y de bulla. Fue en el periodo de Juan Villalba cuando se une la hermandad de Jesús Nazareno, que volviendo a sus orígenes retoma este día, y poco después lo hace la hermandad de la Merced. Precisamente, cuando esta se traslada a la madrugada comienzan las continuas trabas por parte de la Agrupación. De este modo, en años anteriores a la hermandad del Nazareno se le permitía que desde la plaza de Las Tendillas bajara directamente a la Catedral eliminando del recorrido el trayecto final de la carrera oficial que por entonces acababa en Correos (por cierto, que no se ponían ni las sillas). En 1992, primer año que la Merced llega a la madrugada, se le obliga a hacer la carrera oficial completa, una inexplicable decisión de la Agrupación de Cofradías que ocasionó, no solo el malestar de la hermandad de la Merced, sino la del Nazareno, que en desacuerdo con el horario e itinerario asignado por la Agrupación decidió suspender la estación de penitencia.

Tres cofradías en la calle y en la Catedral

Pese a todo, Córdoba pudo durante algunos años vivir una madrugada de contrastes con tres cofradías en la calle y las tres en la Catedral. El esfuerzo de estas cofradías pudo haber servido para afianzar un importante día de la Semana Santa, una madrugada que, como decía la prensa en 1992, «es posible». La madrugá de entonces, sin apoyo ninguno y con otros problemas internos, que ahora no vienen al caso, se fue desmantelando poco a poco. Así, la Merced la abandonó en 1998 y en el año 2000 la hermandad del Nazareno se quedó en el tarde del Jueves Santo. 

Por todo esto, hace falta un proyecto real, fuera de tertulias, de ruedas de prensa y de entrevistas. Un proyecto donde las protagonistas sean las cofradías, las mismas a las que, por el momento, nadie oficialmente le ha propuesto nada, tan solo se cuenta con opiniones aisladas de algunos hermanos mayores, a veces muy alejadas de lo que quizás opinen los cabildos generales de hermanos. Mientras todo esto llega seguiremos con la madrugá que Córdoba ha querido, que no es otra que el silente caminar de la hermandad de la Buena Muerte por las calles de la ciudad. 

Suscríbete para seguir leyendo