Como suele ser habitual en un evento de las características de una coronación canónica, la pieza fundamental que suele llamar la atención entre los estrenos de la misma es la corona que se impondrá a la imagen.
En este caso la presea con la que la Virgen de la Paz y Esperanza será coronada el próximo sábado 15 de octubre, es una auténtica joya de oro y cristal realizada por el orfebre cordobés Manuel Valera. Según explicó la hermandad en la presentación de la misma, la pieza sigue la tipología de corona imperial con ráfaga. El canasto parte de bocel liso, tan solo animado por seis broches de joyería y alguna decoración grabada sobre el que apoya un gallón de acantos repujados y del que sobresalen ocho ménsulas o peanillas donde asientan ángeles que sujetan entre ellos unas guirnaldas. Los cuatro imperiales de los ejes principales terminando en hoja vuelta sirven de apoyo a una pequeña imagen del Arcángel San Rafael.
El resplandor está ideado con hojas y ramas de estética barroca entrelazándose con los rayos de cristal que prolongan los externos hacia el interior y enriquecidas con bandas de pedrería. Entre los rayos figuran unas ramas de olivo de oro blanco, en referencia a la principal advocación de la titular, además de un ancla en el imperial central que alude a la segunda advocación. Todo el conjunto está bordeado con doce estrellas y otras más pequeñas de cristal. Para la ejecución de la presea el orfebre ha combinado el oro, color y metal propio de la divinidad, con el blanco del cristal y la plata, buscando mayor luminosidad y claridad.
Además de la corona, la hermandad ha ido conformando un rico ajuar que ha lucido la Virgen en los distintos actos previos a la coronación. Así el día de su traslado a la Catedral se puede ver la diadema donada por dos familias y realizada por del orfebre cordobés Jesús de Julián.
La pieza realizada en plata está cargada de una rica simbología en relación a la Virgen de la Paz y Esperanza, como las ramas de olivo que se entrelazan entre las ráfagas o la parte superior donde, en una hornacina, figura una representación de la virtud de la Esperanza.
El día del besamanos extraordinario en la Catedral la Virgen lució a sus pies la nueva media luna, una obra realizada asimismo por el orfebre Jesús de Julián bajo diseño de Curro Claros. La pieza combina acabados en dorado y plata y destaca por el uso de cristal en las estrellas. La zona central está presidida por una cartela coronada con la inscripción latina Pax Nostra y flanqueada por ángeles que llevan una guirnalda de flores que recorren toda la parte baja de la pieza.
Y durante estos días se puede ver en el triduo preparatorio a la Virgen de la Paz con la nueva saya de coronación, donada por un grupo de devotos y diseñada y bordada por Rafael Jódar, vestidor de la Virgen.
La pieza va realizada en hilos de oro, plata y sedas sobre terciopelo blanco roto con un dibujo donde predomina el uso de las ramas de olivo, en alusión a la advocación de la Paz, así como azucenas por la pureza de María y la Inmaculada Concepción, patrona de la Orden Franciscana.
Regalos de hermandades, fieles y devotos
Con motivo de la coronación la imagen ha recibido distintos regalos tanto de otras hermandades como de fieles y devotos. Así la hermandad de los Dolores le ha regalado una medalla de oro de la Señora de Córdoba; la hermandad sacramental de la Sagrada Cena, una cruz pectoral diseñada y ejecutada por el orfebre Manuel Valera; la hermandad de la Esperanza, un ancla hecha por el joyero Miguel Ángel Cerezo en plata de ley chapada en oro y pedrería; la hermandad de Pasión, cinco mariquillas en plata de ley y pedrería verde y blanca, obra de Manuel Rodríguez López; la hermandad del Císter, un lazo de pedrería obra de Rafael González; la hermandad de la Merced, un lazo con el escudo mercedario, obra de Emilio León; o la familia Martínez-Cerrillo, que le ha regalado unas enaguas del imaginero Juan Martínez Cerrillo. Estos son algunos de los presentes que la imagen ha recibido en las últimas semanas.
