Como cada año, el 24 de mayo María Auxiliadora vuelve a ser el epicentro de la devoción del barrio de San Lorenzo, una festividad que se ha ido preparando nueve días atrás con la popular novena que durante varios días ha llenado de fieles el santuario donde recibe culto la popular imagen.

Nada fue como siempre, pero sí que se ha vivido algo mejor que el año pasado cuando quedaron suspendidos muchos de los actos, incluida la procesión de la Virgen por las calles del barrio, tal y como ha ocurrido este año.

Durante toda la jornada, el santuario ha estado abierto de par en par siendo constante el ir y venir de fieles, si bien fue por la tarde cuando la familia salesiana se dio cita en el patio del colegio Salesianos para celebrar la tradicional eucaristía oficiada por el obispo de la diócesis, Demetrio Fernández, y presidida por la imagen de María Auxiliadora coronada, que ha lucido sobre una pequeña parihuela con la que fue trasladada desde el interior del santuario al patio del colegio.

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Rendidos a las plantas de María Auxiliadora Manuel Murillo

Ha sido una misa especial, con restricciones, ya que solo se ha podido entrar con invitación, pero con la misma intensidad de siempre. Así, una vez más el obispo ha demostrado el cariño hacia esta devoción tan arraigada en la ciudad: «María es esperanza porque todos de una manera u otra tenemos dificultades y la miramos a Ella y nos sentimos con el corazón sereno lleno de paz», ha señalado el obispo, quien también ha recordado cómo San Juan Bosco ha conseguido «inyectar en las venas de todos los alumnos y alumnos de vuestros colegios la devoción a María Auxiliadora», algo palpable entre los alumnos o exalumnos de los colegios regentados por los salesianos. Para concluir ha invitado a los fieles a sentir «la alegría de sentirse cerca de la Virgen», a la que ha pedido «que se superen las dificultades de la pandemia».

Tras la celebración de la eucaristía María Auxiliadora ha presidido un pequeño cortejo por el interior del patio del colegio con el que solemnemente fue trasladada al santuario, mientras el coro y los fieles entonaban, entre otras canciones, el tradicional Rendidos a tus plantas.