Hace ahora un año que se dejaron de besar a las imágenes, la hermandad del Rescatado fue de las primeras que el año pasado, cuando ya se veía venir las consecuencias de la pandemia, sustituyó su tradicional besapiés del primer viernes de marzo por un acto de veneración a la popular imagen de Jesús Nazareno Rescatado.

Ayer, un año después, la situación era la misma, el Señor Rescatado en su altar, sin poderlo besar, ni tocar. Sin embargo, los fieles volvieron a hacer su cola, esta vez con mascarillas, gel hidroalcohólico y distancias de seguridad pero con las mismas ganas de venerar al Cautivo trinitario, una devoción que este año se ha necesitado más que nunca, se ha necesitado de su mirada, de su cordón, de sus pies negros gastados...

Y volvió a estar, como siempre y como nunca, volvió a estar en su capilla, no tan cerca como muchos quisieran, pero allí entre cera y flor permaneció escuchando las plegarias, escuchando los rezos y recibiendo los miles de besos que se quedaron en el aire.

Así estará de nuevo el Domingo de Ramos, esta vez entronizado en su paso procesional dentro de la iglesia de los Trinitarios, y a su lado la Virgen de la Amargura, que ayer también estuvo presente, esta vez ocupando el camarín donde Jesús Rescatado recibe culto diario.

Muy cerquita, en el Santuario de María Auxiliadora se encontraba expuesta la imagen de Jesús Divino Salvador en su Prendimiento. El Señor lució en el presbiterio del templo, cerca de los fieles, pero sin el contacto habitual. Túnica roja bordada y más de un centenar de velas encendidas en su honor.

A Jesús del Prendimiento lo dejamos en la penumbra de su templo entre una escogida música que ayudaba al recogimiento de este viernes de Cuaresma, un viernes donde también el Cristo del Remedio de Ánimas estuvo expuesto a la veneración de los fieles en la parroquia de San Lorenzo.

El Crucificado estuvo durante la jornada en su capilla escoltado por los candelabros arbóreos de su paso y alrededor todo una sinfonía luctuosa de detalles que seguro ninguno estaba puesto al azar.

El rezo por los difuntos ante el Cristo del Remedio de Ánimas cerró un primer viernes de marzo muy distinto, un viernes donde los tradicionales besos a las imágenes se quedaron una vez más en el aire.