Se hace camino al andar, en estos días en que nuestras calles se llenan de incienso, encuentros, sentimientos que se atragantan, recogimiento y tradición. El Miércoles Santo, retrocediendo la mirada tan solo unos meses, podemos darnos cuenta de lo que significa esta Semana Santa. Que se podía disfrutar de esta semana tan especial en calles nuevas, rincones que no nos podemos perder, no sólo porque sea muy distinta al año anterior, sino también porque nuestra hermandad del Calvario ha recorrido un camino intenso en este tiempo.

En esa mirada atrás aún se puede recordar el concierto de villancicos donde celebrábamos el nacimiento de Jesús, y darnos cuenta del orgullo que podemos sentir al pertenecer a esta hermandad. El ver que nos podemos emocionar, y hasta qué punto, al oír las hermosas palabras que nuestra hermana Julia expresó en su pregón de juventud, desgranando vivencias, haciéndonos volar la imaginación por el Vía Crucis de nuestro Señor. Y después, con la oración hecha saeta, cuya exaltación manifiesta la intensidad de nuestra cultura, de nuestra entrega, nuestra pasión. Y de todo ello se puede entender el vuelco que da el corazón cuando se oyen las primeras notas de una marcha durante el quinario en honor a nuestro titular o incluso en agosto con San Lorenzo.

Y pensemos que hay cosas que, aunque duren apenas unos instantes, perdurarán eternamente en nuestra memoria: guardar silencio para escuchar, poner todos nuestros sentidos en alerta para percibir la esencia de nuestra Semana Santa.

Compendio de sentimientos en la Cuaresma 2016 de la hermandad del Calvario.