El triple conflicto entre la agricultura, el cambio climático y la alimentación quedó en evidencia este sábado en el marco de la cumbre del clima COP27 de la ciudad egipcia de Sharm el Sheij, ante el difícil equilibrio entre la necesidad de alimentar al planeta y lograr producir sin dañar el medio ambiente.

Delegados y activistas presentaron sus casos y alertas ante una situación compleja, y las autoridades anunciaron programas e iniciativas para paliar algunos de los efectos que la emergencia ambiental está ya causando en pequeños productores agrícolas de los países menos desarrollados, que son los que más sufren los efectos del clima.

Con el telón de fondo de una población global que está cerca de los 8.000 millones, los debates se centraron en la necesidad de transformar los sistemas de producción agropecuaria para alimentar a todos.

Adaptar la agricultura a prácticas más sostenibles es una de las propuestas más compartidas en la COP27 para reducir las emisiones de metano, cuyos registros no dejan de subir desde hace 15 años y que el pasado 2021 alcanzaron máximos históricos, según datos de la Organización Meteorológica Mundial (OMM).

De toda la actividad agrícola, son los pequeños agricultores los que menos contribuyen en emisiones de efecto invernadero y también suelen ser ejemplo de prácticas sostenibles para impulsar la cadena alimentaria mundial y proteger al biodiversidad, sobre todo si se compara con las grandes productores.

Así lo afirmó a EFE el presidente del Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola (IFAD, por sus siglas en inglés), Álvaro Lario, quien señaló que la velocidad y el ritmo que marcan los pequeños agricultores permite preservar el medio ambiente, "ya sean plantas o insectos polinizadores que son los que después generan ese ecosistema que es sostenible" porque "son los que menos contribuyen a la producción de metano".

Sin embargo, este sector es de los más afectados por los efectos de la emergencia climática.

Desde un ángulo opuesto lo ven los grandes productores agrícolas, como los países de América, que apuntan que su agricultura debe ser "parte de la solución" a la crisis ambiental y debe estar dentro de las negociaciones para dar su aporte.

Así lo indicó a EFE el director general del Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA), Manuel Otero, responsable de este organismo especializado en el sector agropecuario del Sistema Interamericano, quien vino a Egipto para resaltar que "no puede haber sostenibilidad ambiental si no hay seguridad alimentaria".

América produce aproximadamente un tercio de todos los alimentos que se consumen en el mundo.

En ese sentido, alertó que las demandas para una transición a una producción sin emisiones o para suprimir sectores o cultivos, son problemáticas y requieren mucha "responsabilidad".

"Las transiciones tienen que ser graduales, si me dices que tenemos que avanzar hacia las posiciones bien avanzadas de agroecología, ahora no hay la ciencia, la innovación necesaria o disponible. Tenemos que avanzar con cautela", dijo.

"La crisis es tan grave que todos tenemos que asumir responsabilidades", insistió.

Mientras, quedó también patente la necesidad de ayudar a los que ya sufren el drama del cambio climático, y en ese sentido la presidencia egipcia de la COP27 presentó junto con la FAO una iniciativa para impulsar la financiación de acciones de transformación sustentable del sector en países de África.

"Mientras alcanzamos un hito en el desarrollo humano, debemos asegurar que nuestros sistemas alimentarios están equipados para proveer a las comunidades de todo el mundo con comida que es producida de manera inclusiva, responsable y sostenible", dijo el presidente de la COP27, Shameh Soukri.

Para la subdirectora general de la organización de agricultura y alimentación de la ONU, FAO, María Helena Semedo, es necesario tomar "osadas acciones para impulsar la agroalimentación, apoyar a los países y asegurar que los recursos llegan a los productores alimentarios a través de toda la cadena de valor".