Diario Córdoba

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EDUCACIÓN

A por la quinta 'Bandera verde'

El colegio cordobés San Acisclo y Santa Victoria continúa avanzando en su proyecto de Ecoescuela creado hace 25 años

La educación ambiental se extiende desde Infantil a Secundaria en este centro. Óscar Barrionuevo

Con el inicio el pasado mes del curso escolar los niños y jóvenes cordobeses vuelven a retomar en sus centros educativos actividades relacionadas con el respeto al medio ambiente y el cuidado de la naturaleza, que van desde acciones o jornadas puntuales a lo largo del curso, hasta el cuidado del ya habitual huerto escolar y la consideración de la ecología como un elemento transversal en el colegio, como es el caso de las Ecoescuelas. Un proyecto internacional que en Andalucía impulsa la Junta de Andalucía a través del programa Aldea, no sólo entre los colegios públicos, sino también entre los privados-concertados.

Ejemplo de ello es el colegio cordobés San Acisclo y Santa Victoria, perteneciente a los centros educativos de la Fundación Diocesana Santos Mártires de Córdoba, que es uno de los 61 colegios de toda Andalucía que dispone de la Bandera Verde, con la que cuentan estos centros del total de unos 340 que conforman la Red andaluza de Ecoescuelas.

Para este colegio la ecología ambiental «es inseparable de la noción de bien común, y es un eje transversal que envuelve toda la actividad del colegio, una ecología integral que también está hecha de simples gestos cotidianos como los que intentan hacer cada día nuestros alumnos con los que rompemos la lógica de la violencia, del aprovechamiento y del egoísmo», afirma la directora de este centro, María Isabel Ruiz.

«La ecología ambiental es inseparable de la noción de bien común»

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Para ello, y teniendo en cuenta el ideario de este colegio, se fundamentan en la encíclica del Papa Francisco Laudato sí, centrada en buena parte en la naturaleza y el medio ambiente. «Desde nuestro cole, estamos totalmente volcados con esta iniciativa y con esta visión», señalan David Moreno, maestro de Educación Primaria, e Inmaculada Priego, maestra de Educación Infantil, que son los encargados de coordinar esta iniciativa en cada una de estas etapas educativas. En total, esta Ecoescuela extiende sus valores a los 333 alumnos de Infantil a Secundaria con los que cuenta el Colegio San Acisclo y Santa Victoria.

En el caso de este centro, este proyecto comenzó hace casi 25 años, en el curso 1998-1999, y desde entonces ha sido galardonado con la Bandera Verde en cuatro ocasiones, la última en el curso 2017-2018.

No en vano, «la implicación de los diferentes agentes que forman nuestra comunidad educativa es total y su participación es alta, colaborando activamente en diferentes propuestas y actividades», indica la directora.

Los estudiantes comparten el proyecto al igual que el resto de la comunidad educativa. Óscar Barrionuevo

En esta línea, la formación en educación ambiental es fundamental para los alumnos, y el centro está en constante renovación respecto a la gestión de los residuos, el gasto energético, el uso del agua y la calidad de las relaciones humanas.

Así, durante este curso se continuará trabajando en la consolidación de un huerto escolar ecológico, en la adecuada gestión de residuos, y en la reducción del consumo de agua y energía, «así como en la optimización y aprovechamiento del material escolar a nivel de centro y personal; y en el cuidado, conservación y mejora de nuestras relaciones con el entorno próximo», indica María Isabel Ruiz.

También se trabaja la concienciación de los estudiantes más pequeños en relación a temas como el consumo responsable, la solidaridad y la emergencia climática.

En el presente curso académico que ahora acaba de comenzar, este colegio de la Fundación Diocesana Santos Mártires opta a la renovación del Galardón de Bandera Verde, que si se consigue, convertirá a este colegio en uno de los que más veces la ha obtenido a nivel andaluz.

Se trabaja en la reducción del consumo de agua y en aprovechar el material escolar

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Para lograrlo, el proyecto desarrollado en el centro sigue planteándose como una actividad de toda la comunidad educativa, implicando a familias, alumnado, profesorado y personal de administración y servicios. Es coordinado conjuntamente por un Comité Ambiental, una representación de los diferentes miembros de dicha comunidad educativa.

«Este proyecto -continúa la directora- no es una mera actividad extraescolar, sino que se integra en el currículo y se trabaja de forma transversal con otros proyectos de innovación educativa como Creciendo en Salud y Escuela Espacio de Paz».

En definitiva, un ejemplo cordobés de cómo el respeto por la naturaleza debe estar presente también en el nivel educativo, no sólo de manera puntual, sino permanente. Todo ello para formar y concienciar a los niños y jóvenes de hoy que serán los encargados en un futuro próximo de cuidar el planeta y de hacer frente a la herencia del cambio climático. 

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