La Universidad Loyola, con campus en Córdoba, junto a su Instituto de Desarrollo, la Fundación ETEA, acaba de dar pistoletazo de salida este jueves a un proyecto de innovación para la cooperación internacional al desarrollo por el cual se potenciará la digitalización de cultivos y la agroecología en parte del sector agrario de Paraguay, conformado por cooperativas y familias campesinas, contribuyendo, entre otras cuestiones, a un «ahorro de agua considerable y a una mejor adaptación al cambio climático».
Así lo explica el responsable técnico de este proyecto e investigador del Departamento de Ingeniería de la Universidad Loyola, Alejandro Tapia. En concreto, este proyecto se titula Digitalización y agroecología para la adaptación al Cambio Climático de la Agricultura Familiar Campesina Paraguaya, que ha obtenido recientemente financiación por parte de la Agencia Española de Cooperación Internacional al Desarrollo (AECID), que sufragará el 100% del proyecto con una subvención de unos 342.000 euros.
«El objetivo es contribuir a la digitalización agraria con tecnología de bajo coste»
Los trabajos se desarrollarán durante los próximos 18 meses, hasta marzo del 2024, y parten de la puesta ya en marcha en varias fincas del citado país sudamericano de tecnologías de bajo coste y el despliegue de una red de dispositivos inteligentes capaces de monitorizar humedad y temperatura de los cultivos. Un sistema de monitorización ya implementado gracias a un anterior proyecto de Loyola Andalucía sobre Agricultura 4.0. Apoyo a la producción familiar campesina ecológica en Paraguay mediante una red de dispositivos inteligentes basada en IoT, también financiado por AECID en una anterior convocatoria, «que este proyecto busca mejorar y perfeccionar, junto a una segunda parte consistente en la puesta en marcha de un sistema de automatización del riego», explica Alejandro Tapia.
Todo ello bajo la premisa de «contribuir a la digitalización del sector agrario familiar de Paraguay con tecnología de bajo coste», indica este investigador, mediante la instalación de una red de sensores de bajo coste que monitorizan la humedad, la cantidad de lluvia y la temperatura en varias fincas experimentales y de agricultores cooperativistas dedicadas a los principales cultivos presentes en la zona de actuación: la fresa, el pimiento y, en menor medida, la caña de azúcar. Sensores cuyos datos este proyecto quiere optimizar mediante el uso de algoritmos y estrategias de inteligencia artificial.
Junto a este sistema de monitorización que los agricultores pueden consultar a través del ordenador o de un teléfono móvil, otro de los grandes objetivos de este proyecto es la puesta en marcha del citado sistema de automatización del riego, también completamente digitalizado, y que no solo programará el riego para unos intervalos concretos de tiempo al día, sino que empleará el denominado sistema de «bucle cerrado», que no riega durante unas horas determinadas previamente, sino que va midiendo la humedad del cultivo a la par para regar con más o menos agua, «y en el que también queremos incorporar las posibles previsiones de lluvia que haya a corto plazo». De esta manera, se producirá un importante ahorro de agua.
Los trabajos incluirán el uso de estrategias de inteligencia artificial aplicada al campo
Asimismo, y entre otros objetivos, Alejandro Tapia señala que también se pondrá en marcha una plataforma digital para que los agricultores no sólo consulten sus datos, sino que compartan análisis sobre lluvias, uso de pesticidas, etc.
«Todas estas tecnologías mejorarán la competitividad de las cadenas de valor y la adaptación de la agricultura a la variabilidad causada por el cambio climático», afirma este investigador responsable, en el marco de un proyecto que a su vez fomentará la participación de mujeres para lograr su inclusión plena en estas iniciativas tecnológicas.
Junto a investigadores del grupo Optimization and Control of Distributed Systems de la Universidad Loyola, participarán también en este proyecto expertos de la Fundación Ayesa y la Fundación ETEA; además de la ONG Alter Vida de Paraguay, que aborda el desarrollo rural en colaboración con cooperativas con enfoques basados en la adaptación al cambio climático y el enfoque de género.
Asimismo, también colaborarán instituciones académicas y administrativas de la zona, como el Departamento de Ingeniería Rural, Suelos, Entomología y Fitopatología de la Universidad Nacional de Asunción.
En definitiva, un ejemplo de la apuesta por la agroecología de esta universidad, que también se exporta a otros países.
