El sector agrario, cuya contribución a la lucha contra el cambio climático es esencial, lleva años registrando grandes cambios en sus formas de producción y transformación, tanto para adaptarse a los nuevos escenarios climáticos y demandas del mercado, como a una Política Agrícola Común (PAC) cada vez más verde. En este contexto, la otrora novedosa agricultura ecológica está dando paso a nuevas técnicas que no sólo producen cultivos sin el uso de agroquímicos ni fitosanitarios, sino que también buscan mejorar la propia calidad del suelo y la biodiversidad natural de los espacios dedicados a esta actividad.

Nuevas formas de producción como la llamada agricultura regenerativa o los bosques de alimentos, donde empresas cordobesas como Biogeos están trabajando en el desarrollo de técnicas experimentales de cultivo. En concreto, Biogeos, empresa de consultoría ambiental creada en el 2007 cuya oficina técnica está situada en Rabanales 21, está realizando actualmente, y entre otros, un proyecto sobre una parcela experimental de regadío de 2.500 metros cuadrados, ubicada en Villafranca de Córdoba, «con el objetivo de conocer y desarrollar técnicas experimentales de cultivo que favorezcan la producción de alimentos saludables, y que a la vez permitan no solo mantener, sino mejorar la calidad del suelo y la biodiversidad natural de los espacios agrarios», explica Rafael Porras, director técnico de esta empresa.

Además de para el riego, el agua también puede favorecer la biodiversidad de las especies. CÓRDOBA

En este sentido, y aprovechando el conocimiento de esta empresa en ecosistemas naturales, «estamos desarrollando un pequeño bosque de alimentos multiestratificado», indica Porras, que en la actualidad cuenta con más de 150 especies vegetales, predominando el uso tanto de flora autóctona con valor alimentario, como de variedades hortícolas y frutales de carácter local. Para ello realizan procesos como el manejo sin laboreo, técnicas de ‘mulching’ (cobertura orgánica de los suelos) con diversos residuos vegetales, procesos de compostaje y uso de cubiertas vegetales seminaturales; y utilizan pequeñas infraestructuras que también favorecen la biodiversidad y el control biológico de plagas, como setos vivos para polinizadores y otra fauna, charcas para anfibios, refugios para reptiles y artrópodos, y colocación de algunas cajas nido para pequeñas aves.

«El proceso es muy lento y progresivo -apunta el director técnico de Biogeos-, pero más adelante, cuando el proyecto tenga un mayor grado de madurez, podremos avanzar y dar a conocer este tipo de técnicas, y demostrar que existen alternativas perfectamente viables a la actual agricultura industrial, mucho más respetuosas y sostenibles con el medio natural, y a la vez altamente productivas».

Asimismo, y entre otros proyectos relacionados con la sostenibilidad y el cambio climático, esta empresa también acaba de iniciar, en colaboración con consultoras de Málaga y Sevilla, la actualización y mejora de Sipna 2016-2020 (Sistema de Información sobre el Patrimonio Natural de Andalucía), a través de la cartografía ambiental de mayor envergadura a nivel andaluz, «y todo un referente a nivel nacional respecto a lo que se realiza en otras Comunidades Autónomas», afirma Rafael Porras.

No en vano, esta empresa de base tecnológica cuyos orígenes se vinculan al Departamento de Botánica de la Universidad de Córdoba (UCO), acumula experiencia en la generación de cartografías de vegetación natural de diversos Espacios Naturales de Andalucía, como Parques Naturales y Zonas Especiales de Conservación de la Red Natura, entre ellos todos los ubicados en la Sierra Morena cordobesa.

Para Biogeos, la sostenibilidad ambiental pasa por una adecuada gestión del territorio y las actividades que se realizan en él. «Con frecuencia determinadas actuaciones conllevan un potencial deterioro para el medio ambiente. Por ello, es necesario contar con las herramientas adecuadas que permitan valorar correctamente los valores ambientales de un ámbito y evaluar el efecto de cada actuación sobre los mismos», apunta Porras. En este sentido, las cartografías ambientales son herramientas útiles, porque facilitan la toma de decisiones en la gestión del territorio.

En definitiva, una apuesta por los usos agrarios y la gestión del medio natural más sostenibles, ante el hecho de que seguimos teniendo «un modelo de desarrollo poco respetuoso a nivel medioambiental, basado en un crecimiento constante en un planeta con recursos finitos. Eso simplemente no es viable y no se soluciona con buenas intenciones», recuerda Porras.