Nada menos que ocho de cada diez desplazados por el cambio climático son mujeres. Esta situación las expone además a problemas añadidos, pues se ven obligadas a caminar aún más lejos para recoger agua, lo que las pone en mayor riesgo de sufrir violencia sexual y de género, alerta la ONU. 

Este organismo destaca que los roles de la mujer como cuidadora primaria y principal proveedora de alimentos, agua y combustible la hacen más vulnerable cuando ocurren desastres ambientales, como inundaciones o sequías. Y no solo en las áreas rurales.

Por este motivo ha surgido con fuerza en los últimos años el llamado feminismo climático, que defiende que han de ser las mujeres las que lideren las soluciones al grave problema del calentamiento global.

En cambio, la representación media de mujeres en los órganos de negociación climática mundiales, nacionales y locales, es aún inferior al 30%. El resultado de todo ello es que la inmensa mayoría del dinero destinado a responder al cambio climático termina yendo a parar a los bolsillos de los hombres, en vez de a los de las mujeres, según admite la ONU.

Un informe del Instituto de la Mujer de España destaca que, cuando hay inundaciones, «mueren cuatro veces más mujeres que hombres».