El empuje y la decisión acertada de los 18 trabajadores del centro que el Instituto Andaluz de Investigación y Formación Agraria, Pesquera, Alimentaria y de la Producción Ecológica (IFAPA) tiene en Cabra, con su directora al frente, Brígida Jiménez, ha permitido salvar y que no se fuese al «garete» como ella misma expresaba, el trabajo no sólo de investigación que este viene desarrollando cada curso desde hace varias décadas, sino también la formación en la que en estas semanas se encontraban inmersos cerca de doscientos jóvenes agricultores gracias a las ayudas europeas. Ello pone de manifiesto la importancia que este instituto desarrolla en la mejora de la agricultura y la alimentación a nivel internacional.

El estado de alarma decretado hace dos meses por el Gobierno de España, y el consiguiente confinamiento por la crisis sanitaria de la pandemia del coronavirus, hizo que este centro enmarcado en los llamados «servicios esenciales», se decidiese a darlo todo para dar respuesta al sector como centro especializado que es en transferencia de tecnología con sus correspondientes trabajos tanto de olivar como de viña.

TURNOS // Para ello, en turnos organizados y rotatorios con presencia física en algunos casos, en el propio centro enclavado en una finca de 120 hectáreas y en otros casos con el teletrabajo, se ha podido salir adelante sin perder ninguno de los objetivos marcados cada año.

Sin duda, una gestión pensada entre todo el equipo humano que conforma este centro enclavado en el mismo linde del Parque Natural de las Sierras Subéticas añadía Brígida Jiménez, donde entre otros, no podían perderse esas ayudas europeas cifradas en unos 70.000 euros para cada joven alumno y que perciben durante los dos años que dura su formación y con la que emprenden iniciativas agrarias de distinta índole.

siete programas formativos // Un total de siete programas formativos que continúan telemáticamente y que van desde la incorporación de estos jóvenes al campo a otros de aplicación de plaguicidas pasando por los propios de agricultura ecológica en la que el centro egabrense es pionero y se encuentra a la vanguardia.

Por otro lado hay que poner de manifiesto que la formación no solo ha tenido un perfil teórico en sus aulas sino también a pie de olivo y de cepa de la vid que se une a la investigación que de mejora vegetal de olivo se viene desarrollando gracias a uno de los proyectos en los que se trabaja como es la selección de variedades nuevas con cruzamiento con variedades tradicionales y el manejo del suelo con ensayos varios que de no realizarse en su momento, podían perderse.

Todo ello se ha podido realizar siguiendo los protocolos propios que para la protección sanitaria se requiere para hacer frente a la pandemia del covid-19 y para lo que el centro sigue siendo objeto de desinfección integral varias veces, llegando desde la Junta de Andalucía en reiteradas ocasiones distintos lotes de guantes, mascarillas y todo el material que se ha precisado para preservar la labor de los trabajadores del centro.

Asimismo hay que destacar que no solo tufo lugar el problema del coronavirus, ya que al mismo se unió también el tener que hacer frente al mildiu y para lo que hasta la fecha ha sido preciso aplicar cuatro tratamientos en las viñas, el centro neurálgico de la investigación que Ifapa Cabra en estos últimos años viene realizando no solo para el marco de la Denominación de Origen Montilla-Moriles sino también para otros marcos vitivinícolas andaluces, de los que también es referente en su investigación y desarrollo.

Además gracias a esa coordinación y trabajo, se ha logrado salvar la producción del olivar ecológico del centro en sus distintas variedades, cifrada en una media de 350.000 kilos en los años de buena campaña y cuya explotación agraria es modelo a seguir por muchos agricultores en cuanto a la diversificación para obtener mejores rentas frente a lo que es la agricultura tradicional.

OFERTA SANITARIA // Toda una capacidad de respuesta la que se ha dado en estas semanas de confirnamiento que para Brígida Jiménez, no solo ha quedado «al ir todos a una, como Fuente Obejuna,» sino que en estos tiempos tan difíciles que se están viviendo, el Ifapa Cabra ha trascendido más allá al mejorarse en tiempo récord el acondicionamiento de las dos últimas plantas de su inmueble, que con sus setenta camas, se puso a disposición de la administración sanitaria para si llegado el caso, el hospital comarcal Intanta Margarita de Cabra precisase más espacios por la situación actual de la pandemia, pudiesen ser usadas tanto por facultativos como por pacientes durante la crisis.