Se gasta 285€ en un restaurante de lujo en Córdoba y reflexiona: "Sensacional..."

El crítico gastronómico 'Cenando con Pablo' visitaba el prestigioso restaurante Noor por primera vez

Se gasta 285€ en el nuevo restaurante de moda en Córdoba y 'No digo que me parezca malo, pero...

Se gasta 285€ en el nuevo restaurante de moda en Córdoba y 'No digo que me parezca malo, pero...

En un entorno sano y asertivo, recibir opiniones, propuestas e incluso críticas constructivas se convierte en parte fundamental del camino hacia la excelencia. Nadie roza la perfección en ningún ámbito de la vida, y la única forma real de avanzar es escuchar, contrastar y mejorar a partir de la experiencia y los puntos de vista de los demás.

Esto en la gastronomía se vive de forma muy visible. Actualmente cada vez más creadores de contenido recorren los restaurantes de moda para dar su opinión real y sin filtros. Su feedback no solo da notoriedad a los locales, sino que también aporta información valiosa sobre qué aspectos funcionan y cuáles se pueden afinar.

Uno de esos creadores, Cenando con Pablo, ha visitado el restaurante que ahora mismo está en boca de todos en Córdoba: Noor, del chef Paco Morales, un espacio galardonado con nada menos que tres Estrellas Michelin, donde la historia de Córdoba y de Al-Ándalus se fusiona con la cocina creativa de vanguardia.

El menú degustación de Noor roza los 300 euros (285€ concretamente), y su propuesta no deja indiferente. Pablo no ha querido perderse la experiencia y ha compartido su opinión en su estilo habitual, natural y directo: “Vamos a ver si me gusta tanto como los otros tres estrellas en los que he estado”.

Un viaje a la cocina andalusí de vanguardia

Situado en un barrio alejado del casco histórico de Córdoba, Noor no es un restaurante al uso. Su nombre (que significa “luz” en árabe) refleja el propósito del proyecto: iluminar el pasado culinario andalusí a través de una reinterpretación contemporánea. El local, de diseño minimalista, apuesta por los tonos neutros y los elementos geométricos que recuerdan a la estética de Al-Ándalus sin recurrir a la ornamentación excesiva.

La cocina de Paco Morales se basa en la investigación histórica y cada temporada gira en torno a un periodo concreto de la cocina andalusí, rescatando ingredientes y técnicas documentadas en manuscritos antiguos. Eso sí, no se trata de una reconstrucción literal, sino de una reinterpretación creativa que utiliza técnicas modernas para dar a los platos una dimensión actual y sorprendente.

La experiencia de Cenando con Pablo

Durante su visita Pablo va comentando cada plato con su estilo cercano. El Karim de sésamo blanco, lo define como “el hummus de alta cocina”, resaltando su “sabor a sésamo, textura espesita y se disfruta un montón combinando todos los elementos”. Incluso dice que le parece “un plato de los que emocionan, muy michelinesco”.

Sin embargo hay un momento de la comida que ha dejado esa frase que, como en cualquier crítica constructiva, genera debate: “No digo que me parezca malo, pero con el productazo que es una quisquilla se pueden hacer platos infinitamente superiores”, comenta al probar las quisquillas de Motril, Granada.

El menú continúa con platos que sí le han conquistado, como el pichón, que describe como “sensacional, superfácil de comer, es el típico bocado que te lo tragas, has dejado de salivar y sigues sabiendo”. También elogia el flan de foie de pato del que dice: “Está blandito, casi gelatinoso, de verdad que buenísimo, sencillito pero bien combinado”.

No faltan platos de técnica impecable como el atún infiltrado con un fondo “sutil y suave que no eclipse el producto principal” o la cremita de puchero, que le recuerda a “el típico plato de casa de la abuela pero con un toque excelente”.

Con la lubina salvaje a la brasa apunta que “está casi cruda, la piel está sensacional, muy rica”, aunque reconoce que el conjunto “está bien pero no sorprendente”. También ha probado la gamba roja al vapor con almendra, el caracol, con su “pequeño gusto algo amargo”, y la ostra cocinada, que destaca por su sabor intenso.

Uno de los platos más originales ha sido el de lentejitas ahumadas con brandy, un plato que Pablo califica de “superextraño, me gusta pero es muy extraño, sabe mucho a lo ahumado, el brandy se siente pero no llega a ser molesto, lo veo más para usuarios avanzados”.

Cierra la parte salada con la berenjena asada a la brasa, queso de cabra, velo de tocino, caviar y Pedro Ximénez, que califica de “muy rico”, aunque advierte que “no se nota el caviar”.

La parte dulce empieza con el postrecito de piña, que provoca uno de los momentos más espontáneos de la visita: “a buen entendedor pocas palabras bastan, bueno os he avisado, o sea, lleva anís, lleva hinojo, la única cosa que no me gusta ya escucha es la de prosa de piña como sea de anís la tenemos eh… a cola tenemos… es de piña, es de piña”.

Para terminar, ha probado el postre de algarroba, con el que afirma: “muy bueno tío, porque es dulce pero salado a la par”, aunque matiza que “hay que hacer un tercer postre que te deje con ganas de más”.

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