Cualquiera que haya asistido a una reunión de su comunidad de vecinos sabe que en estas siempre se encontrará con el típico propietario al que parece que todo le molesta.

Lo malo es que estos sujetos no solo se manifiestan en esas reuniones, sino que extienden su actividad al ámbito cotidiano.

Esto es lo que le ocurrió a un zaragozano en el portal de su edificio, cuando decidió deshacerse de unos muebles viejos recurriendo a los servicios de recogida del Ayuntamiento de Zaragoza.

Un mensaje de aviso

El ciudadano avisó al servicio municipal de recogida de enseres, tras lo cual depositó los muebles usados a la entrada del portal.

Para alertar a sus vecinos del motivo de la presencia del mobiliario en la zona común, dejó una educada nota con el siguiente texto (sic): “Ya está avisado el servicio de recogida de muebles del Ayto. A lo largo del día retiraremos todas maderas.”

La inesperada y desagradable respuesta de otro vecino

Y en estas entró en escena el vecino intolerante que siempre tiene que dar la nota. Ni corto ni perezoso, decidió dejar su sello personal en forma de otra nota que decía: “Mientras, te lo guardas en tu casa”.

Una réplica sin contestación posterior

El propietario de los muebles respondió con esta otra nota adicional: “El vecino que ha contestado, podía decir quién es y así explicarle el motivo. Gracias.”

Lo cierto es que el vecino metomentodo decidió no replicar y permanecer en el anonimato. Pero seguro que, si preguntamos en la comunidad, casi todos se suponen de quién se trata.

¿A qué tipo de “explicación” se refiere el propietario de los muebles viejos?

¿Por qué no dio la cara este vecino tras su desafortunada y maleducada injerencia? ¿Quizá interpretó que la “explicación” era una amenaza y que la conversación podría derivar en algo más contundente que unas simples palabras?

No lo sabemos, pero está claro que este incidente entre vecinos es un claro ejemplo de cómo tirar la piedra y esconder la mano.