De Pepe Díaz a Casas, gol de la tierra para el Córdoba CF en Segunda División

El Arcángel volvió a vestirse de plata para acoger el primer encuentro de Segunda División en cinco años del Córdoba CF, que se enfrentó a un Burgos que no puso nada fácil la puesta en escena del coliseo ribereño en la 2024-25 en el fútbol profesional.

Más de 14.000 espectadores se dieron cita en El Arcángel, a pesar de que la entidad blanquiverde no facilitó, precisamente, el acceso al estadio, tanto por la penosa campaña de abonados protagonizada por el club cordobesista como por las condiciones de llegada a las propias instalaciones a las que, por cierto, no les vendría mal «un agüita», como diría el castizo. Pero nada hizo decaer el ánimo del cordobesista, que empujó a su equipo a pesar de la derrota inicial en Anduva, hace poco más de una semana, ni de los vaivenes en el mercado de fichajes.

Unos vaivenes que provocaron una «víctima» entre la masa social. Los movimientos en torno a Antonio Casas provocaron que hubiera críticas al rambleño, sobre todo por aquel comunicado que enturbió el idilio de los seguidores blanquiverdes con el máximo goleador del equipo, tanto la pasada temporada en Primera Federación como también en el añito en los sótanos del fútbol español, en Segunda RFEF.

Titularidad y gol

Antonio Casas disfrutó de su primera titularidad en esta temporada, ya que Iván Ania confirmó con hechos lo declarado en sala de prensa: su plena confianza en el futbolista, que está claramente un pasito por delante de Obolskii. La llegada de ese tercer delantero, en todo caso, se hace imperiosa, pero por lo pronto el rambleño ya ha decantado la balanza a su favor. Porque al poco de iniciarse la segunda mitad, y en un momento de algo más que dudas para el Córdoba CF, consiguió abrir el marcador para el conjunto blanquiverde. 

Fue un gol de convicción, de trabajo, de oportunista y por qué no decirlo, también de tener un punto de suerte. Pero en el fútbol, como en todo, esa suerte hay que buscarla. Antonio Casas la buscó y la encontró. Presionaba a Aitor Córdoba en el borde del área burgalesa en el minuto 52 y el central visitante cedía el balón a su portero, Ander Cantero. Pero la cesión se le quedaba corta a Córdoba y Antonio Casas anduvo listo. Y rápido. El rambleño llegó al balón antes que el arquero rival, al que batió con facilidad, provocando el delirio en la grada de El Arcángel.

El apunte histórico

Y en ese momento, la memoria se iba 15 años atrás. Porque Antonio Casas se convertía en el primer goleador cordobés en Liga, en Segunda División, desde que lo lograra un tal Pepe Díaz. Curiosamente, también en la segunda jornada y, asimismo, en El Arcángel. Se iniciaba la temporada 2009-10 y el conjunto blanquiverde, dirigido por Lucas Alcaraz, afrontaba la misma con la papeleta -nada fácil- para el granadino de lograr una salvación tranquila, de estabilizar al club cordobesista en Segunda. No iba a tenerlo fácil en el inicio, ya que le tocaba visitar el Benito Villamarín, ante un trasatlántico de plata como era el Real Betis Balompié. Salió goleado el equipo de Alcaraz (3-0) en un partido que no era de su Liga. Y tampoco era el momento. El caso es que los blanquiverdes se vengaron días después en Copa, al eliminar a los verdiblancos en su casa (1-2). 

Pero el segundo partido de Liga le deparaba al Córdoba CF un encuentro en El Arcángel ante el Villarreal B de Mario Gaspar, Joan Oriol, Musacchio o Marco Rubén, el 5 de septiembre del 2009. El Córdoba CF inició el partido como un tiro y a los cinco minutos Pepe Díaz estrenaba el casillero goleador del conjunto blanquiverde en aquella 2009-10. Siete minutos después, David Lopes lograba el 2-0 y antes de la media hora, el de Almodóvar firmaba un doblete y el tercer tanto para los de Alcaraz, que terminaron el duelo con un 3-1 que otorgaba confianza para las siguientes jornadas de Liga.

Este lunes, Antonio Casas emulaba a Pepe Díaz y se convertía en su depositario, 15 años después, anotando el primer gol en Liga para el Córdoba CF en Segunda División. Ojalá la diana del rambleño sirva para dar la estabilidad que entonces dio aquel primer tanto del cuco.

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