Tocar y pasar

El Córdoba CF en la final del play off de ascenso: ¿Qué es lo que estamos viendo?

La carrera de fondo exige un arreón final: la visión de la meta y la conciencia del nivel del rival aceleran los pulsos

Así celebraron los jugadores del Córdoba CF el pase a la final por el ascenso

Manuel Murillo

Francisco Merino

Francisco Merino

Córdoba

El curso blanquiverde 23-24 está en el punto de ebullición. Las sensaciones son tan poderosas que se han activado resortes que parecían enmohecidos: el cordobesismo, mayormente, se ha vuelto loco ante la posibilidad cierta de regresar al mapa del fútbol profesional con todo lo que eso conlleva. La expectación máxima ha llegado a convertirse -y no debería ser así- en un problema, generando crispación y dejando en evidencia unas taras de funcionamiento en las que el club también afronta su particular ascenso. Lo del lío de las entradas -las colas, los colapsos en la web, las reventas- recuerda que ascender de categoría es un reto para todos

El doble duelo entre el Córdoba CF y el Barcelona Atlétic representa un episodio crucial en las siete décadas de vida del club blanquiverde, que cumple precisamente el próximo mes de agosto. ¿Y dónde estará? Depende de lo que haga en 180 minutos -o treinta más, si hay prórroga en la vuelta- ante un adversario inquietante por un buen puñado de razones. Desde su innegable calidad -tiene talentos cotizadísimos y exporta productos directamente a zona Champions o incluso a la selección española absoluta, como Cubarsí o Lamine Yamal- a su presión -sí, claro que la tiene- por dar a la entidad culé la única alegría en la sección masculina -las mujeres ganaron la Liga y la Liga de Campeones- en una temporada dantesca. Con los dispendios económicos de antaño cortados de raíz, el discurso de Laporta de regeneración desde La Masía encontraría un soporte teórico de primer nivel si pone a su filial como el mejor del país. Y a por eso van, no lo duden.

Un adversario de otro planeta

Iván Ania ha advertido de lo que tienen enfrente. El Barça B es, claramente, de otro planeta. Como todos los filiales de los grandes clubs. No juegan como los demás y sí, buscan lo mismo, pero por otros motivos. 

Es la hora del Córdoba, arropado por un par de centenares de valientes que tiraron de recursos para hacerse con un asiento y entrar al estadio Johan Cruyff soñando, como todo el cordobesismo, en que ese sea el último encuentro de los suyos en la tercera división española lejos de El Arcángel, donde se decidirá todo. 

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