El fútbol pasa a segundo plano. La festividad de un cruce clásico entre rivales directos por el ascenso fue sustituida por el miedo y la incertidumbre en El Arcángel, sede de un Córdoba CF - Racing de Ferrol atípico, marcado por una figura, la de Dragisa Gudelj, que con apenas diez minutos de juego en el reloj y en una acción aislada acabó siendo el protagonista de una jornada para olvidar. Sin previo aviso, sin lance de por medio, el central serbio-neerlandés se desplomó hacia el verde del feudo cordobés, iniciando unos minutos de tensión en los que el ensordecedor ambiente de la grada dio paso a un silencio nervioso. No reaccionaba. Tan pronto como las asistencias médicas ingresaron al terreno de juego, una vorágine de jugadores blanquiverdes, miembros del cuerpo técnico e incluso rivales rodearon al zaguero todavía tumbado en el suelo, inmóvil, con semblantes terroríficos y dando paso a un clima en el que se entrelazaba angustia e impaciencia.
La afición aclama al serbio
Compases de apremio acompañaron la entrada de la ambulancia y los servicios de urgencia sobre el tapete, que una vez acarició el minuto 11 de juego pasó a ser escenario de dramatismo más allá de lo meramente deportivo. Algo después, una vez llegado el 17 al electrónico, llegó la lógica decisión: suspensión del partido. Una resolución que dejó el 1-1 petrificado en el marcador y el reinicio de los cánticos en la grada, con sonoros “Gudelj, Gudelj, Gudelj” en las cuatro esquinas. La afición movió ficha, el graderío ferrolano también, y la oda al defensor, que incluso amagó en repetidas ocasiones con reincorporarse al encuentro, cerró la cita.
Sin duda, un contexto sobrecogedor que también ha movilizado al mundo del fútbol, volcado y arropando al “8” cordobesista en estos momentos de dificultad -actualmente "estable" y en vigilancia, según confirma la propia entidad-, con las redes sociales como lienzo para toda una horda de mensajes de ánimo, deseos de recuperación y notas positivas.