ENTREVISTA | Youssouf Diarra Centrocampista del Córdoba CF

"Con seis años llegué a dormir en la calle, ni siquiera mis padres lo saben"

El centrocampista blanquiverde pide al aficionado "que esté tranquilo, porque somos los primeros que queremos sacarlo" | Cree que el problema del equipo es "mental" y reconoce que "con Javi Flores me entiendo muchísimo, con los demás es diferente"

Youssouf Diarra, en el antepalco de El Arcángel.

Youssouf Diarra, en el antepalco de El Arcángel. / MANUEL MURILLO

Ignacio Luque

Ignacio Luque

Llegó el pasado verano al Córdoba CF como uno de esos fichajes de proyección, el nombre que suele sonar como apuesta de futuro pero también de rendimiento inmediato y por el que se suele pelear, casi siempre sin éxito, con otros clubs. Youssouf Diarra (Bamako -Mali-, 13 de septiembre de 1998) está ya adaptado a Córdoba, algo nada complicado para quien ya a los ocho años cambió su Bamako natal por un pueblo de Lleida. Transmite positividad y confianza en el futuro, algo que cotiza hoy en día en El Arcángel, con un equipo inmerso en dudas. Él no las tiene, convencido de jugar, al menos, los play off de ascenso. Quiere ascender y ser internacional. Quizá logre todo en pocos meses.

Jugó en el Bilbao Athletic con Agirrezabala, Nico Williams, Paredes o Iru, jugadores que ya están estables en el Athletic, en Primera División.

Sí. Como dices, ves a gente como Julen, Iru, Paredes y te alegras por ellos, una envidia sana. Se convierte en un referente para ser como ellos y llegar a Primera, muy contento por ellos y ojalá me llegue a mí la oportunidad.

¿Tiene contacto con alguno de ellos de forma habitual?

Sí, con Julen (Agirrezabala). Alguna broma sí que gasto porque además he estado viviendo con él. Y también con Nico Williams, alguna vez. Bueno, en realidad un poco con todos.

Cuando estaba en los equipos convenidos del Athletic llegó a jugar como extremo en algunos partidos.

-Sí, la verdad es que en la Txantrea jugábamos un 1-4-4-2 y solía jugar detrás del delantero o de extremo. El entrenador me decía que me metiera para dentro y la verdad es que yo me sentía a gusto. Soy un jugador que siempre digo que en el campo me gusta que me den libertad, aunque ahora no me vería como extremo.

Un entrenador que fue importante para usted en aquellas etapas fue Patxi Salinas.

Sí. Patxi Salinas me ayudó mucho. Por ejemplo, el año pasado, que él subió al Bilbao Athletic, él subió cuando nosotros íbamos muy mal. Y él siempre me decía una cosa: «Los jugadores siempre estais preparados para que os digan lo guapos que sois, nunca estais preparados para que os digan lo feos que sois». Y la verdad es que me quedé con eso. Siempre que va algo mal pienso en lo que me dijo, que hay que aceptar todo y tirar para adelante. Y en la cantera del Athletic, entrenadores que he tenido como Aritz Solabarrieta, Patxi Salinas, Etxeberría… La verdad es que muy bien.

"Durante mi vida considero que he sido muy solitario. Casi siempre he estado solo. Desde pequeñito"

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Lo que más les piden a ustedes, los jugadores jóvenes, es precisamente lo de madurar y aceptar los momentos malos, quizá uno de los retos a esas edades, superar los contratiempos.

Eso es. Sí, porque el primer año que llega Patxi al Athletic yo no lo conocía de nada y todo fue muy bien con él. Jugaba de interior o mediapunta y anoté 13 goles en la primera vuelta de la temporada de la pandemia. Luego se canceló la Liga. Yo había vivido con él muy bien y él me tiene mucho aprecio también. Pero el año que sube al Bilbao Athletic él me coge y me dice: «Diarra, yo no te veo bien, como te conozco yo a ti». Me metía caña. Muchas veces es verdad que ocurre eso de no estar acostumbrados a decirnos lo guapos o lo feos y en ese sentido, mentalmente, me hizo más fuerte. Después de la situación que vivimos en el Bilbao Athletic el año pasado pues sales más fuerte, sales reforzado. Patxi Salinas me ayudó mucho.

Tanto como jugador como persona, por lo que he leído, debió afrontar situaciones complicadas desde niño, con sus padres en Lleida y usted en Bamako (Mali), solo.

La verdad es que… No sé. Durante mi vida considero que he sido muy solitario. Casi siempre he estado solo. Desde pequeñito. A mi padre sólo le veía cuando alguna vez iba a Mali de vacaciones o iba a ver a su mujer, que era mi madre. La verdad es que siempre he estado solo. Mi madre, allá en Mali, estaba sola conmigo. Mi padre estaba aquí en España y ella en Mali trabajaba en una casa, como limpiadora, y le daban cobijo y yo vivía con ella. Cuando mi padre se asentó aquí en España trajo primero a mi madre. Yo me quedé en Mali con mi abuela. Pero claro, un niño que se queda con su abuela pues no le va a hacer mucho caso (sonríe). Yo era un poco rebelde e incluso nadie se quería hacer cargo de mí, y la verdad es que mi abuela le decía a todo el mundo: «Este niño no le hace caso a nada, no le queremos». Y estuve un tiempo para arriba y para abajo. Tenía cinco o seis años y me acuerdo que dormí en la calle. Eso no lo saben mis padres. Lo recuerdo como si fuese ayer. Cuando pienso en eso siempre caigo en que eso a mí me ayudó. Siempre he estado solo. A los cinco o seis años dormí en la calle porque pensaba que nadie me quería, era muy rebelde. Y en África, si no tienes para darle a tus hijos no le vas a dar a otros niños. Vas a pensar primero en tus hijos. Al final me fui a vivir con mi tía. Ella sí que puso algo de orden y aguanté hasta los siete u ocho años.

¿Y ahí ya se vino a España?

Bueno, antes me fui a los siete u ocho años a Mauritania. Porque en Mali no había embajada de España. Y para el visado tenías que pasar un tiempo en Mauritania, lo que tardara el visado, que era un mes y medio. Ahí no te controlaba nadie y decían «este niño está todo el día aquí» (ríe). Cuando vivía mi madre en Mali, trabajando en una casa, al lado de esa casa había una playa y pasaba todo el día en aquella playa y decían: «A este niño tenéis que llevarlo para España porque cualquier día se va a quedar ahí en la playa», porque era una zona muy peligrosa, moría mucha gente allí. Pero éramos niños y, si no jugábamos al fútbol, pues íbamos a aquella playa. Por eso me mandaron con mi tía, que puso algo de orden y luego me fui a Mauritania.

¿Y ese mes y medio en Mauritania con quién estuvo?

Con una familia que se dedicaba a eso, a conseguir visados a la gente para venir a España. Pero yo no era el único. Había más gente, incluso otros niños. Lo pienso ahora y creo que me gustó, aunque la verdad es que un niño no suele vivir esas cosas porque suele estar con sus padres. Pero lo pasé súper bien y te ayuda luego en la vida. Saqué el visado y nos vinimos para España, para Cervera (Lleida), el pueblo en el que se asentaron mis padres.

Diarra, sentado en el palco de El Arcángel.

Diarra, sentado en el palco de El Arcángel. / MANUEL MURILLO

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¿Siguen viviendo allí sus padres?

Sí. Mi padre trabaja en una granja de pollos. Llegué con 8 o 9 años, empecé a estudiar y, como sabía francés, pues el catalán lo asimilé muy rápido. También hice amigos rápido. Mi padre no me quería apuntar allí al fútbol. En el Cervera me apunté al fútbol, pero mi padre no tenía dinero para pagar la cuota mensual. Yo le insistí para que me apuntara. Así que lo que hacía era pegar carteles del club por todo el pueblo y a cambio me perdonaban la cuota o me daban la ropa para jugar. Aguanté así hasta que después pasé a jugar en el Tárrega, en la División de Honor Alevín, que jugaba contra el Barcelona o el Espanyol. Luego volví a Cervera y ya no me dicen nada de pagar o colaborar, sino que volvía gratis, ya era diferente. Luego, desde el Cervera voy a La Bordeta a División de Honor Cadete, también contra el Barça, el Espanyol o el Mallorca, estaba bien. De ahí ya me fichó el Lleida y estando en el Lleida me llama un representante. Me llamara también la selección sub-17 de Mali, fui a la concentración para un torneo internacional pero me lesioné en el tobillo antes de debutar. Y el representante desapareció (sonríe). Volví a España y estaba de bajón, por lo que estuve seis meses sin jugar al fútbol, desde el verano, cuando me ocurrió lo de la selección, hasta enero. Jugaba al fútbol sala o en la calle, también en torneos de estos de 24 horas. Mis padres me veían mal, pero salió una oportunidad en Pamplona, ya que teníamos familia allí. Y mis padres me mandaron allí, al Ardoi (club convenido con el Osasuna). De hecho me fui solo también (ríe), porque pagaba a esa familia por el alquiler y vivía solo en realidad. Ahí ya tenía 17 años. En diciembre me voy para Pamplona y empiezo a jugar en la segunda vuelta, desde enero. El director deportivo del Ardoi, Félix Garriz, un tío súper majo y con el que todavía sigo hablando, me dice que entre en el club también sin pagar cuota ni nada. Me asenté ahí y metí muchos goles. Era Liga Nacional y yo venía de División de Honor y lo cierto es que hice seis meses buenos. De ahí me fichó la Txantrea, para Tercera División, un club convenido del Athletic de Bilbao. Ahí jugábamos un 1-4-4-2, conmigo de mediapunta, y me salió bien, porque compatibilizaba bien los estudios con el fútbol, la verdad. Estuve un año, metí 18 goles y de ahí salió ya la oportunidad del Athletic de Bilbao.

Polémica en el Athletic de Bilbao

Y en el Athletic también tuvo su polémica.

(Sonríe). Sí, por aquello que decían de «no es vasco» hubo su polémica al principio. Se creó esa polémica, sí. Pero al año siguiente el Athletic decidió que eso le daba igual y me llevaron a la residencia del club. Y allí he estado seis años. El primer año fue duro, la verdad, porque recordaban que no era vasco. Pero luego, a partir del segundo año, la gente ya no decía nada. Y en el club me han tratado súper bien, como uno más.

Total, que en idiomas va sobrado.

(Sonríe). Sí, español, francés, catalán y lo que sueltan un poco de vasco. Siempre me queda el inglés, que ando peleado con él.

¿Criarse en un entorno de tanto esfuerzo como el suyo, en su familia, marca?

Sí. Yo siempre digo que cuando vienes de súper abajo valoras muchísimo más las cosas. La gente decía que yo venía aquí del norte al sur y que hacía un esfuerzo. Para mí no. Al revés. No creo que sea un esfuerzo, al contrario. Cuando no has vivido algo malo no lo conoces. Para mí, lejos de ser algo malo, esto es bueno para mí. Jugar en El Arcángel, disfrutar del campo… La gente dice «Diarra corre mucho» y yo pienso en mis padres, lo que han sufrido y todo y por eso sigo corriendo. Nada, nada, para mí es un orgullo y una forma de poder ayudar a mis padres.

¿Han estado aquí sus padres?

En El Arcángel ha estado mi padre. Mi madre estuvo en diciembre, pero no había partido. Mi padre vino en el partido contra el Castilla y le encantó. Quieren volver en Semana Santa.

¿Qué le dicen cuando está jugando en un estadio como El Arcángel?

Mi padre, cuando vino contra el Castilla, con 20.000 personas, se quedó alucinado. Me decía: «Hostia, es que aquí hay más gente que en muchos campos de Primera». Y yo le decía que se imaginara ahí abajo, jugando. Se fue súper contento y quieren volver cuanto antes. Hasta ahora no habían venido y yo se lo dije: «Habéis tardado mucho, no sabéis lo que os perdéis». Mis hermanos, mis primos han venido todos y quieren volver porque dicen que es un espectáculo.

"Jon Moreno, ojeador del Athletic, me dijo: 'Tienes que hacer un poco de todo, porque vas a ser diferente a todo lo que hay"

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¿Cuántos hermanos tiene?

Tengo uno mayor, otro que va después de mí, otro más y una chica. Somos cinco. Han venido todos menos el que va después de mí, que tiene 19 y está un poco rebelde.

Está entonces como usted cuando era nene.

Sí, sí (ríe). Solo quiere fiesta y dice: «Yo iré solo, yo voy a Córdoba solo».

Ha jugado con todas las parejas posibles en el doble pivote: con Ramón Bueno, con Antonio Caballero, con Álex Bernal, con Javi Flores…

Con Armando (Shashoua) un rato también.

Parece usted el punto en común, la polivalencia en el mediocampo del Córdoba CF. Los hay más físicos y otros más técnicos, pero usted siempre es una especie de llave suiza, y eso, viniendo de jugar de mediapunta. ¿No es llamativo?

En el Athletic jugaba de mediapunta y el club tenía un analista que se llama Jon Moreno, ahora está en China. El año pasado, como él sabía que me venía al Córdoba CF, me cogió. «Diarra, ven, que quiero hablar contigo». Hablamos a solas y me dijo: «Para mí eres un jugador top, pero tengo miedo de que te clasifiquen, de que digan que Diarra es solo un jugador técnico, que no recupera balones, no físico. Y tú eres un jugador que puedes hacer un poco de todo. Puedes tener calidad, esfuerzo, físico, salida de balón». Y me dijo: «Tienes que hacer un poco de todo, porque vas a ser diferente a todo lo que hay».

Lo que se dice comúnmente como un «todocampista».

Sí, un «box to box». Y la verdad es que en verano, con la salida del Athletic estuve pensando que Jon me ha visto meter muchos goles, me ha visto defender, me ha visto jugar. Creo que me conoce mejor que yo mismo, porque tras un partido me decía: «Tú no puedes fallar estos pases» u otros consejos. Una persona que me conoce. Me ha visto jugar mucho, ha visto muchos vídeos míos, he discutido con él, me he enfadado con él, nos hemos peleado, hemos estado tiempo sin hablarnos, luego nos volvíamos a hablar (ríe). Me conoce muchísimo e intento hacerle caso en todo. Y aquí, como tú has comentado, si el míster me pide salida de balón, pues salida de balón, si me pide esfuerzo, pues esfuerzo. Lo que me pida el míster yo siempre voy a estar dispuesto a darle lo que él me pida.

Pero hay una constante, que publicamos hace unos días, y que es así: cuando usted juega con Javi Flores, el Córdoba CF no pierde.

(Ríe) La verdad es que con Javi Flores… A ver, me entiendo súper bien. A veces, dentro del campo, yo con mirar al lado o él con mirarme ya sé que él va a llegar o voy a llegar yo. Hay veces que si nos tenemos que juntar los dos, lo hablamos y nos juntamos. Estamos en consonancia, de acuerdo. Cuando juegas con un doble pivote, si sois dos personas que os entendéis mucho, se nota y al equipo le dais mucho. Igual en los últimos partidos no estamos tan finos, pero la verdad es que me entiendo muchísimo con él. Con los demás es diferente. También me entendía bien con Ramón (Bueno) o Caballero, pero con Javi (Flores) me entiendo mejor, aunque puedo jugar con todos.

Diarra, durante la entrevista concedida a CÓRDOBA en El Arcángel.

Diarra, durante la entrevista concedida a CÓRDOBA en El Arcángel. / MANUEL MURILLO

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¿Qué le pasa al Córdoba CF?

Al principio, cuando ganábamos, yo siempre decía que teníamos que estar preparados para cuando llegaran los malos momentos. Estar juntos todos, la afición, el equipo… Todos los equipos pasan por malos momentos y estamos intentando superarlo. Hay que mirar lo que hacemos para superar este pequeño bache y la verdad es que tanto el cuerpo técnico como los jugadores estamos unidos para sacarlo adelante.

¿Es un problema físico o mental? Lo digo porque no veo al equipo con la misma intensidad del principio de Liga.

Yo no creo que sea físico. El futbolista, cuando entra en una mala dinámica suele ser complicado. Qué haces para salir de esa dinámica. Cuando estás en la buena sigues haciendo lo mismo. Pero creo que es más mental que físico. Hay gente que va, que va… Y antes había un rebote y te lo llevabas. Había un balón dividido y ahora no te lo llevas y eso afecta mentalmente al jugador. Cuando un jugador es ganador de muchos duelos se viene arriba y el rival se viene un poco abajo. Por eso pienso que es más mental que físico. La gente está comprometida, yo lo veo.

El domingo viene el Ceuta, embalado. ¿Cómo se le gana a un equipo tan en forma?

Pues mira, el mejor rival para decir que somos los mismos que al principio ganamos los primeros cinco partidos, es un buen rival, en buena forma. Le vamos a plantar cara y a ver si se quedan los tres puntos en El Arcángel.

¿Después de lo ocurrido con la sub-17 no hay opción de ir a la selección sénior?

Pues la verdad es que sí que ha habido alguna opción, pero es complicado, porque la selección de Mali se plantea como para dar salida a los jugadores que juegan en el país para llegar a Europa. Yo ya estoy en Europa. Si me sale la opción, pues genial, porque ir a la selección te da caché lo de ser internacional, pero de momento estoy bien, la verdad.

Si asciende con el Córdoba CF a Segunda será más fácil llegar, ¿no?

(Ríe) Sí, eso es verdad.

La última. ¿Qué pasará con el Córdoba CF de aquí a final de temporada?

Yo espero que nos metamos en play off y si se puede luchar perfectamente por el primer puesto, pues vamos a lucharlo. Que el aficionado esté tranquilo, porque nosotros somos los primeros que queremos sacar esto y tanto el cuerpo técnico como la directiva y los jugadores estamos juntos porque confiamos en que lo vamos a sacar. Y lo sacaremos. Que el aficionado siga confiando, porque somos los mismos que comenzamos la Liga ganando esos cinco partidos y lo sacaremos adelante. Segurísimo.

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