LA CONTRACRÓNICA

El Córdoba CF se reivindica: lo bello, lo feo y lo útil

El equipo de Germán Crespo resuelve ante una cándida Leonesa con un eficiente primer tiempo y aguanta en un segundo acto gris para sostener sus planes en Primera Federación

Kike Márquez parece en trance tras marcar con el Córdoba CF y Casas grita a su lado.

Kike Márquez parece en trance tras marcar con el Córdoba CF y Casas grita a su lado. / Francisco González

Francisco Merino

Francisco Merino

Ni mística ni bloqueos mentales ni dinámicas que vienen y van. Fútbol. Más bello o más feo. Pero ante todo, útil. Aunque parezca mentira, al final todo se termina resolviendo al modo clásico: hacer lo que uno sabe y procurar hacerlo bien, sin meter demasiado la pata. El Córdoba CF tiene talento; al menos, el suficiente como para moverse por donde lo viene haciendo desde que comenzó el campeonato en la Primera Federación. Es un candidato al ascenso autoproclamado -con toda la carga de presión añadida que eso comporta- y que vivía una situación de prejuicio permanente, con mucho ruido y demasiado debate. Si cuando estaba en lo más alto siempre parecía que tenía que demostrar algo más, cuando empezó su caída libre en la clasificación los interrogantes encerraban planteamientos mucho más duros, incluso hirientes. El partido ante la Cultural mostraba un panorama ardiente: cualquier desenlace llevaba implícito su mensaje (y sus consecuencias). Era, en todo caso, el escenario ideal para la reivindicación.

Volver a ser como antes

A Germán Crespo le pareció que el mejor modo de volver a ser como antes era alinear a los jugadores de antes. Ni uno solo de los fichajes del mercado invernal apareció en un once titular compuesto de forma casi exclusiva por piezas del "equipo del doblete" y los que llegaron en verano. Los mismos que pusieron al Córdoba CF líder en el mejor arranque de todos los tiempos. Los mismos que podían tener el orgullo picado y ganas de demostrar que no son lo que vienen pareciendo desde hace un tiempo, cuando por motivos que nadie se explica -¿o sí?- todo empezó a desmoronarse. Esa decisión se tradujo en un arranque explosivo, con ese aire insolente que tanto se echaba de menos. Si en El Arcángel no se ve a los suyos dejarse los pulmones en al césped, malo. Eso es el principio de todo. Luego llega todo lo demás. 

Márquez y Diarra celebran el gol del andaluz con el Córdoba CF ante la Cultural Leonesa.

Márquez y Diarra celebran el gol del andaluz con el Córdoba CF ante la Cultural Leonesa. / Francisco González

Kike Márquez, a tope de revoluciones, se erigió en líder. Sabe que le miran de manera especial y no hace falta que le repitan lo que se espera de él. Voceó en la arenga inicial, fue a todas y hizo realidad uno de los sueños declarados de su entrenador: marcar pronto. El sanluqueño soltó un trallazo desde fuera del área que entró por la escuadra y encarriló el partido más delicado de la "era Crespo". Desde el sentido del deber, por conviccción y por pura necesidad, el Córdoba enseñó su perfil más seductor. No hay mejor sensación que mirar el marcador y ver a los tuyos con ventaja. El gol de Kike apaciguó a una grada que empezó inquieta -presenciar cuatro derrotas seguidas retuerce el ánimo del más bregado- y abrió un escenario alentador. Al rato, Simo mejoró el asunto con otro gol que desnudó a la zaga de la Leonesa, en donde destacaba la presencia de un icono blanquiverde: Fran Cruz. Qué cosas tiene el fútbol. El central cordobés, con el brazalete de capitán de la Cultural, encargado de amargarle la vida al equipo de su corazón. No lo logró. Ni él ni ninguno de sus compinches. Esta Cultu no está para muchas fiestas.

Germán Crespo, tras la primera victoria del año en El Arcángel.

Germán Crespo, tras la primera victoria del año en El Arcángel. / Francisco González

Cuando desde la tribuna se ovacionó a Simo -que la celebró con rabia- por una acción defensiva ante Kawaya todo el mundo entendió que el Córdoba se estaba reconciliando consigo mismo. La entrega, la concentración y la disciplina conducen a tener la opción. Luego hace falta otro ingrediente clave para que la sonrisa sea completa, lo que algunos llaman con cierto desdén "la pegada". Como si fuera una cuestión menor o un acontecimiento casual. El Córdoba logró lo que tanto buscaba, esa sensación de poder que provoca el ver el miedo en los ojos del rival. La Leonesa pudo llevarse un saco en una primera parte en la que los blanquiverdes rozaron el 70 por ciento de posesión y fueron más en todo.

Tragando saliva en El Arcángel

Después hubo, claro que sí, momentos para tragar saliva. La Leonesa apretó porque el Córdoba reculó. No faltó el paradón de Carlos Marín, los penaltis en el área local reclamados con vehemencia por la Cultural... Germán metió primero a Canario y Caballero, y más tarde a los expertos De las Cuevas y Willy para los últimos veinte minutos. Lo que tenía agarrado valía demasiado como para no protegerlo sin miramientos. De un modo feo pero eficiente. Con la que tenía encima, lo primero era lo primero. Le costó escuchar pitos en el descuento, pero mejor eso que otra cosa. La Leonesa confirmó sus carencias de un modo desesperante: sus llegadas terminaban siempre en el limbo para alivio de un Córdoba que miraba el reloj contínuamente. El pitido final sonó celestial.

El aplauso compartido entre los jugadores del Córdoba CF y la afición de El Arcángel.

El aplauso compartido entre los jugadores del Córdoba CF y la afición de El Arcángel. / Francisco González

Fue un domingo de felicidad teñida de alivio. El sol salió por momentos. No se llegó a los diez mil -9.830 según los datos oficiales- y fue la peor entrada de la temporada. Mucho tienen que ver las penosas actuaciones recientes ante una hinchada que no veía a su equipo irse al descanso con una ventaja desde diciembre. Ahora toca encender de nuevo el fuego en El Arcángel, donde se va a cocer el futuro del equipo si los planes siguen su curso. 

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