El Juzgado de lo Penal número 6 de Córdoba ha absuelto al futbolista del Córdoba CF  Simo Bouzaidi, que fue enjuiciado la semana pasada por un presunto delito de maltrato cometido sobre su pareja. La magistrada considera que "no han quedado acreditados" los hechos que llevaron a su detención, por lo que lo ha absuelto del delito de lesiones leves en el ámbito de la violencia sobre la mujer por el que había sido acusado y por los que la Fiscalía le pedía una pena de 10 meses de prisión.

En la sentencia, se recoge que la pareja del futbolista manifestó que el 12 de septiembre estaban en casa y que "tuvieron una discusión" verbal, aunque "no llegaron a chillarse", y que ella, "como no quería que el acusado se marchara de casa" decidió llamar a la Policía "para presionarlo para que no saliera". Aunque "a los pocos minutos" volvió a llamar al 091 para decir que "no era preciso que acudieran", sin embargo, los agentes se personaron en la vivienda.

"Escondido en el armario"

Al llegar los policías al domicilio, la pareja de Simo, siempre según la sentencia, les manifestó que "solo había sido una discusión", reconociendo que "como se habían asustado", el futbolista "estaba escondido en un armario de la cocina", lugar donde fue sorprendido por los agentes. Estando "muy nerviosos", ambos volvieron a asegurar a los policía que "todo había sido un malentendido", pero los agentes decidieron entrevistarse con ellos por separado.

Según el relato de la pareja del futbolista recogido por la sentencia, ella no les enseñó a los agentes "marca alguna", y aunque uno de los policías "sí se las vio", ella "nunca le indicó que esas marcas provinieran de la discusión. En el acto del juicio, añade la magistrada, "indicó que tiene perros y que estos se le suben encima, siendo frecuente que presente arañazos de los animales".

Reconoció que fue al médico, prosigue la sentencia, pero que lo hizo "por indicación de los agentes, que le dijeron que era mejor que fuera con ellos y que así no le pasaría nada a su pareja".

Por su parte, uno de los agentes que acudió al domicilio, declaró que, tras abrirle por un porterillo un vecino, ya que nadie lo hacía desde el domicilio del jugador, le abrió la puerta de la vivienda la pareja de Simo, quien les dijo que no necesitaba su presencia porque solo habían tenido "una breve discusión". Al agente, no obstante, le llamó "la atención que abriera llevando una sudadera gorda, pese al calor, con la capucha puesta, de forma que solo podía verle la cara".

Una vez dentro, ya en la cocina, según la declaración del agente, vieron "un armario escobero entreabierto, descubriendo al acusado" dentro de él. Al entrevistarse con Simo, este contó que se disponía a marcharse al entrenamiento y que su pareja "no quería que se marchara", por lo "se puso en la puerta". Ahí comenzó una "discusión que se fue elevando de tono, hasta que se produjo un forcejeo entre ambos", llegando el jugador "a meterle a ella los dedos en la boca para apartarla". La pareja les contó entonces a los agentes prácticamente lo mismo que el acusado, "que la cogió del cuello y que le metió los dedos en la boca, viendo el agente en ese momento las marcas que tenía en el cuello". Uno de los policías declaró, según la sentencia, que el acusado, de forma espontánea, "les reconoce la discusión, que esta se les había ido de las manos y que los dos se habían golpeado".

Según el parte médico que se remitió al juzgado de guardia, la joven presentaba "hematomas en el cuello y cervicales, brazo y mejilla izquierdos, arañazos en la muñeca izquierda y contusión en el codo derecho" y recogía que los hechos "habían ocurrido cuando se ha producido una discusión porque iban a finalizar la relación, ella quería hablar con él, se ha puesto en la puerta del piso y él le ha agredido, sujetándola del cuello y los brazos y dándole empujones".

"Lesiones causadas por los perros"

Tenido en cuenta todo lo anterior, la magistrada señala que "resulta que la única prueba directa con la que contamos es la testifical" de la pareja de Simo, que en el acto del juicio indicó que "solo se produjo una discusión verbal entre ambos, que no hubo agresión alguna y que las lesiones que presentaba se las habían causado sus perros". El resto de prueba con la que se cuenta, señala la magistrada, es de carácter indirecto: "Los agentes reproducen en el juicio las manifestaciones que el acusado y la perjudicada les hacen en el lugar de los hechos, pero sin llegar a presenciar directamente los mismos, aunque sí vieron indicios y datos que hicieron surgir en ellos la sospecha de que se había producido una agresión".

En cuanto a la testifical de la doctora que atendió a la pareja de Simo, la sentencia señala que "se limita a observar las lesiones, que sí aprecia de forma directa, y a recoger las manifestaciones que la perjudicada le hace sobre la forma en que esas lesiones se han producido".

Así, la magistrada señala que con la prueba existente, aunque se ha podido determinar que existieron lesiones, lo que no puede declarar es que las mismas fueran causadas por el futbolista, por lo que dicta sentencia absolutoria.