Que no baje el ritmo. La semana del relanzamiento del Córdoba CF en Primera RFEF continúan avanzando a altas revoluciones, lógicas dados los dos últimos resultados cosechados por la plantilla -tan solo un punto de los últimos seis-, aunque a su vez también por la feroz ambición que sigue atesorando, en la línea del resto del curso pero ahora acentuada por una oportunidad mayúscula para reengancharse a la senda de la victoria de la mano de El Arcángel, sede idónea para reconciliar sensaciones y, lo más importante, retomar el puntaje de tres en tres ante un Algeciras (sábado, 17.00 horas, InSports TV) que tampoco lo pondrá fácil. En esa idea se ha cimentado precisamente el plan de trabajo del grupo para esta octava semana del calendario liguero, en el que las aspiraciones califas se entrelazan con las ansias de reafirmarse. El ritmo de los recientes entrenamientos, casi apabullante hasta la fecha, marca la línea.
Enmarcando así la concentración prácticamente como bandera, el conjunto blanquiverde desarrolló la sesión de este jueves en la Ciudad Deportiva, la penúltima antes del encuentro del sábado, con una matinal plagada de intensidad desde algo más tarde de las 10.30 horas. Paso previo por las instalaciones del estadio, donde tuvo lugar una dinámica de visionado -pulir errores, estudiar al rival-, el grupo inició el trabajo de impacto tan pronto como puso el pie sobre el verde del campo "pequeño" del Camino Carbonell, donde ya aguardaba un extenso circuito de activación, precedido por el corrillo central encabezado por Germán Crespo y Álex Prieto protocolario. Tras el calentamiento, algo de toque de balón y los primeros pasos de la dinámica, llegó el arreón.
La jornada de entrenamientos estuvo diseñada con un triple objetivo claro: potenciar la combinación bajo presión, fortalecer el trabajo sin balón y a su vez seguir dando forma a la pizarra a balón parado. De esta forma, las prácticas fueron sucediéndose de un punto a otro reiterando constantemente las premisas marcadas para la mañana, empezando por algunos rondos, seguidos de dinámicas de robo, para culminar con un cuadrangular de partidos a campo reducido, improvisados en el último tercio del terreno de juego. En ese contexto, el propio Germán Crespo se mostró especialmente didáctico con sus pupilos, incidiendo en cada lance para repartir consignas. “¡Quiero que sea real!”, repetía el granadino constantemente, exigiendo intensidad al más puro estilo competitivo para su plantel, que tomó nota de la demanda ipso facto. Diarra, sin ir más lejos, deleitó al poblado grupo de cordobesistas alrededor de las instalaciones con un repertorio de golazos, De las Cuevas secundó la moción con también algunos otros de bella factura, mientras que Simo Bouzaidi lució ritmo e implicación arengando constantemente a sus compañeros, además de firmando otras dos bonitas dianas más para la tupida galería.
La sesión del jueves fue la penúltima oportunidad para afinar mecanismos antes de la inminente prueba ante el Algeciras, a la que todavía separa una práctica final en la Ciudad Deportiva, la del viernes, que tendrá lugar a partir de las 10.30 horas a puerta abierta. Lo de después, ya será pura crudeza competitiva.
