Los primeros compases de la temporada para el Córdoba CF están dejando una andanada de puntualidades para el análisis, algo para tomar nota, con lo que parece un cursillo intensivo de cómo estrenarse, ganar y dominar con solvencia en una categoría tan exigente como es la Primera RFEF, máxime si se da cuenta de que es el año del debut. Una clase magistral impartida por Germán Crespo y su orquesta de jugones, que funcionan como una sinfonía sumamente afinada cada vez que realizan concierto, más en El Arcángel, que se ha convertido en un escenario dado para los recitales. En esas, bajo un esquema totalmente reconocible dentro de los planes del granadino, se gesta el éxito, cosechado con acierto sobre el verde pero diseñado al detalle entre bastidores.
La realidad es que Germán Crespo es un técnico dado a las permutas, siempre realiza sus rotaciones clásicas y en más de una ocasión ha reafirmado uno de sus muchos mantras: “Tener a todo el mundo enchufado”. Una faceta que hace de sus onces un material mucho más plástico, casi maleable, donde más allá de la partida entran en juego otra gran cantidad de futbolistas desde segunda unidad o alternando titularidades, pero de una forma u otra ofreciendo un dibujo diferente casi a cada ocasión, como ha podido comprobarse a lo largo de estos tres primeros partidos del curso 2022-2023, en los que el granadino, pese al buen resultado en todos, no ha repetido alineación en ninguno de ellos.
Entre tanto cambio de papeles, aún con todo, se erige un esqueleto intacto, la verdadera columna vertebral del nuevo Córdoba CF en este inicio liguero, donde figura un grupo selecto de jugadores que hasta ahora están siendo inamovibles en el esquema, los "intocables". Esa es una condición en la que, particularmente, están tomando especial protagonismo algunos de los nuevos fichajes del equipo durante el verano, que desde su llegada se han proclamado fijos en los planteamientos califas. Sin ir más lejos, Youssouf Diarra, Jorge Moreno, José Calderón -por ahora único lateral izquierdo del primer equipo- y Christian Carracedo -aunque sustituido frecuentemente durante el tramo final- están tomando partida en este aspecto, añadidos a los habituales Carlos Marín, Simo -al igual que Carracedo- y Dragisa Gudelj como piezas constantes.
Los “nuevos” ganan peso
Ciertamente, una buena parte de los desembarcos formalizados durante el pasado mercado de fichajes han caído de pie en la plantilla, sumando un salto de calidad considerable a un grupo que ya contaba con prestaciones excelsas. Fue una ventana estival altamente movida, en la que se oficializaron hasta nueve llegadas diferentes, varias de ellas, siendo ya determinantes en un El Arcángel que semana tras semana se llena hasta la bandera, presumiendo actualmente de más de 12.700 abonados. Un rendimiento casi inmediato se ha podido ver buenamente reflejado en los casos de precisamente Diarra o Carracedo, que incluso se han estrenado de cara a puerta, aunque también en las figuras de Jorge Moreno o José Calderón, que están firmando un arranque formidable.
En lo que respecta al resto de fichajes, con algo menos de peso hasta el momento, también han dispuesto de una buena dosis de protagonismo este inicio de Liga, con la singular excepción de Pablo Picón, única incorporación que todavía no ha logrado debutar esta temporada. En lo demás, Kike Márquez -ahora con aparente cartel de titular, lógico dado su rendimiento-, Ramón Bueno, Cedric Teguia e incluso Sergio Benito han dispuesto de oportunidades para labrarse un hueco en los onces de Germán Crespo, algo que, hasta el momento, tanto Kike Márquez como Ramón Bueno -fue titular durante el pasado encuentro ante el Celta B- han conseguido en alguna ocasión, sobre todo en el caso del sanluqueño, que arrastra unos números sobresalientes en estas apenas tres jornadas del calendario liguero saldadas, con dos goles y dos asistencias en su haber.
La segundad unidad, el complemento perfecto
La verticalidad ofensiva que deslumbra y encabeza la singular propuesta de Germán Crespo también delega una parte fundamental de los planteamientos en la propia gente que salta desde el banquillo, donde el granadino encuentra un sinfín de recursos según el escenario que contemple el encuentro. Son estos revulsivos una de las armas favoritas del técnico, tanto durante el pasado curso como en el presente, en el que siempre guarda algún as bajo la manga para sorprender durante la segunda mitad, cuando las fuerzas del rival flaquean y la claridad se hace más necesaria. Es un aspecto manejado a la perfección por la dirección técnica blanquiverde, que con la entrada de hombres de refresco como Miguel De las Cuevas, Adrián Fuentes o Cedric Teguia, fundamentalmente, está consiguiendo echar el cerrojo a todos los puntos en juego bajo la misma premisa: matar el partido desde la superioridad física. Cuando más cansado está el rival, es cuando atacan.
Es una realidad que ha podido verse claramente reflejada en estos tres compromisos disputados en el campeonato doméstico, frente al Unionistas, ante el Fuenlabrada o frente incluso al Celta B, donde la segundad unidad ha sido la encargada de decidir el partido, bien sentenciando o bien conservado la renta. Es una de las muchas bazas de una plantilla que lleva la competitividad por bandera, con una confección altamente ofensiva para encumbrar los ambiciosos planes de su entrenador, que pese a contar con una columna vertebral reconocible en su esquema, siempre sorprende con sus piezas, aunque solo en cuanto su nombre y orden, ya que el resultado, juegue quien juegue, parece estar siendo siempre el mismo. El próximo en cuestionarlo será el Rayo Majadahonda (sábado, 21.30 horas, InSports TV).
