Diario Córdoba

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ENTREVISTA

Rafael Campanero: "No pensaba que sería presidente"

El que fuera presidente de honor del Córdoba CF, fallecido hoy, daba las claves de su gestión en esta entrevista publicada en el libro que Diario CÓRDOBA editó con motivo del 60 aniversario del club

Rafael Campanero se despide en la puerta de El Arcángel tras cerrar su última etapa en la presidencia del Córdoba CF. A J GONZÁLEZ

Le tengo frente a mí y solo me viene un término a la boca: cordobesismo.

Sí, yo nací con una pelota bajo el brazo

Con la de veces que se habrá imaginado qué hubiera sido de su vida sin el fútbol.

Muchas, y lo que no tendré nunca claro es si esta pasión por el fútbol ha sido para bien o para mal. Yo le he dedicado muchas horas al fútbol, te atrapa hasta el pensamiento, abandonas en algunos momentos los negocios… Pero de ninguna manera me arrepiento. Hoy me siento muy satisfecho cuando voy por la calle y recojo el calor de muchas personas, más que cuando me encontraba en la presidencia.

Campanero ha aparecido en primera línea en tres momentos traumáticos de la historia del Córdoba: un descenso a Segunda, el desplome a Tercera y una caída a Segunda B. Le va la marcha.

La primera vez sí tenía deseos de ser presidente. Entré en la junta directiva de Cruz Conde y Barrena. Creé el primer equipo juvenil y el amateur con los derechos del equipo de la Guardia de Franco. Me dieron mi sitio. Me gustaba, pero no pensaba que sería presidente. Un día, en Diario CÓRDOBA, Rafael Morón lanzó un órdago después de que el equipo bajase a Segunda tras siete años gloriosos en Primera, con una deuda de 17 millones de pesetas de aquella época. Decía Morón que si alguien daba el paso, estaba dispuesto a traspasarle el club. Yo me dirigí por carta a él y le dije que si la deuda era sólo de 17 millones de pesetas, no tenía inconveniente. Aquello se enturbió, no eran sólo esos 17 millones de pesetas, sino algo más, y yo empezaba en el mundo empresarial y mi patrimonio era de unos 7 millones de pesetas. Los ingresos del club en Primera habían sido de 11 millones de pesetas por 24 de gastos. Pero dí el paso adelante. La segunda vez la situación financiera sí era francamente mala. Aprecio mucho a mi gran amigo José María Romeo, que era el presidente. Él y Joaquín Bernier me lo pidieron. La deuda era ya entonces de 150 millones de pesetas a las puertas de Tercera. Me convencieron. La última vez pensé que el presidente iba a ser José Romero, como propietario del club.

¿Cuál fue su manual para administrar con éxito en tiempos de crisis?

Suerte. Si cuando cogí el club en Tercera no ascendemos, con 150 millones de deuda, el Córdoba hubiera desaparecido. No llegábamos ni a 3.000 socios, apenas había publicidad… La primera vez me hice cargo porque don José María Padilla, dean de la Iglesia Catedral, que era el patrón principal de Cajasur, a título personal me dio 5 millones de pesetas; no al Córdoba, a Rafael Campanero. Yo se los presté al Córdoba a su vez y me jugué ese dinero, cuando mi patrimonio era poco más. Y por ahí nos pudimos salvar, que hasta me encontré con los trofeos embargados por la Seguridad Social. Pero hacía falta suerte. Y subimos a Primera con un equipo que era todo corazón. No podíamos fichar y con el derecho de retención había pocos jugadores para firmar a coste cero.

Rafael Campanero traspasa la presidencia del Córdoba CF a Ricardo Misfut. Cerraba su primera etapa al frente del club. rafael campanero y ricardo mifsutccf

¿Se pueden considerar los fichajes de Onega y Dominichi como la negociación más hábil que ha llevado a cabo? Sólo se gastó 10 millones de pesetas.

Sí, sí… Yo no tenía secretaría técnica como hay ahora, yo era el que hacía los fichajes. Iba con mi amigo Paco Salamanca, con Gonzalo Uceda… Entonces era más difícil, te tenías que enterar por los periódicos de cómo eran los jugadores. Antonio Calderón, cuando fui a pedir jugadores del Real Madrid, me recomendó que viajase a Argentina y contactase con Patiño, que acababa de proporcionarles a Óscar Mas. No me gustó lo que me enseñó Patiño, pero estuve 15 días en Argentina y fiché a Dominichi y a Onega, dos jugadores que revolucionaron al equipo.

¿Y el momento más ingrato?

Muchos, muchos… El día que jugamos en casa con el Valencia en Primera División, un día de mucha agua, con un equipo por debajo del Valencia en preparación física y técnica. Perdimos 1 a 4. Y tuve que escuchar muchas cosas. Duele recordarlas. El equipo había estado siete años en Primera División y no se le daba el mérito a nada. ¡Subimos a Primera y no se le dio el justo mérito!

Juncosa y Escalante. A los dos no les renovó pese a sendos ascensos.

Pero fueron por motivos muy diferentes. Juncosa subió al equipo, cierto, pero cometió el error de ceder la preparación a la Universidad Laboral, ojo, que lo hizo bien, pero no aplicable al fútbol. El Córdoba llegó muerto a los últimos partidos. A Juncosa no le vimos evolucionar. Vino Vavá y acertamos, porque el Córdoba hizo un fútbol maravilloso. Del Bosque ha dicho que no ha tenido jamás un entrenador como Vavá. Lo de Escalante fue diferente. Seguimos siendo muy amigos. Pero esos jugadores y Escalante no podían seguir juntos. Así que se le respetó hasta el último euro de lo que le correspondía. Lo sentí.

Campanero consuela a Vavá durante la cena de despedida del entrenador brasileño. RICARDO

¿Ha valorado cómo hubiera cambiado la historia del Córdoba CF si hubiera subido a Primera en la temporada 1974/75?

Vaya, y me he dado cuenta de que fue ahí cuando cometí mi mayor fallo. El año siguiente ya se vendieron jugadores por valor de 50 millones, ¿eh?. Yo disponía de un equipo ganador, gozábamos de la simpatía de la gente. Pero nos echó el freno la Federación, Pérez Payá. Hubo un trato de favor hacia el Sevilla total y completo. Hubo cosas… Plaza tomó medidas al año siguiente respecto al arbitraje, y ahora que cada cual interprete esto como quiera. Ante esto, me fui. Y me equivoqué. Dí mi palabra de que mientras Pérez Payá fuese el presidente de la Federación yo no estaría en el fútbol.

18 años en Segunda B y 42 sin pisar Primera. ¿Por qué las travesías en el desierto son tan largas en el Córdoba CF?

Porque hay una pasividad absoluta. Ponemos corazón…, pero no se puede esperar tantos años. Mire, el Córdoba es un equipo de Segunda División, normal, un equipo ascensor… Cuando se unieron las fuerzas de José Romero, Rafael Gómez y Ángel Marín, con un estadio nuevo, debió ser el momento. Pero creo que faltó perspectiva de futuro, se vio sólo el momento. Había que fortalecer la sociedad, aunque el equipo hubiese estado otros dos o tres años en Segunda B. Cuando me fui en 1974/75, no sólo no debíamos nada, sino que dejamos una ciudad deportiva comprada, en unos terrenos que salieron a subasta. Estaba en El Arenal, pero Obras Públicas la expropió, por razones que desconozco… Se hizo hasta la maqueta. Cuando cogí el equipo en Tercera con todo embargado, nos salvó el Ayuntamiento. Yo había puesto 15 millones de pesetas en el club. Me enteré de que Obras Públicas le debía al Ayuntamiento 14 millones de intereses. Lucas León, que era concejal de Hacienda, consiguió que esa cantidad revertiera en el Córdoba, y con ese capital salvé yo también mi situación económica, delicada en ese momento.

El fútbol empezó siendo un juego y ya hasta cotiza en bolsa. ¿Qué queda de ese fútbol que le cautivó en su juventud?

Nada. Es distinto. Todo. Yo llevaba los palos al campo de fútbol, cosíamos los balones a mano… Ahora domina la televisión.

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