No hubo ascenso, pero sin duda lo habrá. Era tarde de Rescatado, de Borriquita y de transistores, como las de antaño, pero ni la Plaza de las Tendillas ni el Gran Capitán se acabaron vistiendo de blanquiverde. Todo quedará emplazado para la próxima semana, en la que el Córdoba CF solo tendrá que puntuar en el Estadio Romano ante el Mérida (sábado, 19.00 horas) o esperar que el Cacereño no gane su partido ante el Villanovense en campo ajeno para confirmar el ascenso a Primera RFEF. Mientras tanto, solo queda disfrutar del ambiente. 

El propio club había convocado a jugadores y cuerpo técnico en El Arcángel, con la idea de compartir juntos el desenlace de un Montijo-Cacereño más blanquiverde que nunca. Si los locales ganaban, el Córdoba CF ascendía, por lo que la fiesta era posible. Paralelamente el centro de la ciudad se vestía de gala. La plaza de Las Tendillas mezclaba el clima propio de la Semana Santa cordobesa con el dulce olor que podía traer un ascenso. Las autoridades locales se habían esmerado en vallar la fuente de la plaza. El autobús de partida desde el estadio también marchaba operativo. Javi Flores, a buen seguro, habría estado ensayando cómo echarle el lazo con la bufanda a la estatua de Gonzalo Fernández de Córdoba, pero todo quedó paralizado con el reparto de puntos en Montijo.  

El debate sobre sí había que celebrar o no un ascenso desde la cuarta división también seguía en liza. Terrazas, conversaciones fugaces y redes sociales eran el escenario de este intercambio de impresiones. Aunque lo que estaba claro es que Córdoba necesitaba y necesita celebrar -como ha dejado patente durante la temporada- una alegría deportiva después de más de un lustro de incertidumbre. Tocará esperar para ver si se confirma la machada a domicilio en Mérida, aunque todo parece indicar que el Córdoba CF volverá a vivir otro de aquellos "días de gloria" para poner el primer paso en firme hacia el lugar que le corresponde.