El Córdoba CF de los récords pone a punto el ascenso

Cuando un equipo llega lastrado por las bajas se suele decir que su alineación es "de circunstancias" con cierto tono victimista, como queriendo armar una justificación a priori sobre desgracias futuras. En el Córdoba nadie se queja, entre otras razones porque sería un sacrilegio hacerlo con una plantilla como la suya y con un balance -líder desde la primera jornada y seguro que hasta el final- que homologa la competencia de todos sus miembros. Eso sí, las ausencias se notan. Desde que se cayó Ekaitz Jiménez, aniquilado por la acumulación de minutos y los campos de césped sintético, el flanco izquierdo se transformó en un escenario complejo. Por ahí pasaron Gudelj y Puga con poca fortuna. La del joven granadino fue peor, porque se lesionó y salió de los planes por un tiempo indefinido. Tuvo que acoplarse al ala zurda otra vez el serbio, con un repuesto en el banquillo de nombre diminutivo y ganas mayúsculas: el canterano Manolillo. Atrás compartieron el centro Bernardo y Visus, los únicos disponibles por la situación de José Alonso -en el banquillo, pese a estar lejos de su mejor nivel físico tras la lesión- y la sanción de José Cruz, pareja básica durante buena parte del curso. Las reformas atrás contrastaron con la estabilidad del resto de líneas, con solo dos retoques llamativos: Luismi y Willy en el once.

Jugadores de ambos equipos pugnan en una acción dentro del área. Manuel Murillo

Abrió el Córdoba tocando la pelota, marcando el dominio desde la posesión. El Villanovense le aceptó el reto proponiendo presión, velocidad y un instinto feroz para sacar provecho a cualquier desliz de los locales. Ocurrió a los tres minutos en una deficiente salida de atrás que terminó con la pelota en los pies de Viñuela, que desde muy lejos sorprendió con un zapatazo que iba camino de la escuadra y que obligó a Carlos Marín a realizar un paradón de póster. Poco después lo intentó el exblanquiverde Sillero con un tiro raso que detuvo Marín. La réplica la puso José Ruiz con una internada que terminó con un centro cerrado que no encontró rematador. El pleito echaba chispas. Un cabezazo de Simo en una posición complicada lo desvió a córner De la Calzada y el saque lo trató de meter directamente De las Cuevas, que en su partido 100 como blanquiverde estuvo arropado por la hinchada en cada una de sus intervenciones. De sus botas nacieron jugadas de gran plasticidad.

El alicantino fue protagonista de una acción coral al cuarto de hora que supuso una oportunidad formidable. Le acompañaron al primer toque Simo y Javi Flores, que la metió franca para Willy Ledesma. El de Torremejía, solo ante el portero rival, le dio fuerte y se le fue arriba. La pifia la respondió el público con aplausos, todo un síntoma de la sintonía que se vivía en el estadio en un partido de importancia capital. El Villanovense, muy compacto, encontró en la electricidad de Viñuela su mejor argumento para inquietar.

El Córdoba se fue haciendo con el control y empezó su habitual asedio en los partidos de casa. De las Cuevas, en una acción excepcional, dejó tirado a su defensor y picó para que el balón llegara a Willy. Su cabezazo se estrelló en el larguero. En la siguiente acción la pelota le volvió a caer al delantero tras un servicio de Simo. Voló De la Calzada para sacar su disparo. 

La explosión llegó en el minuto 34, tras un centro al corazón del área de Javi Flores que trató de rematar Willy y tocó en el defensa Adri Escudero para colarse en el marco villanovense. El 1-0 desembocó en un rifirrafe en el área, tras la fogosa celebración de los blanquiverdes, que tuvo el aliño de los cánticos de mofa de la grada. El Villanovense se fue arriba, rabioso, y Tapia exigió a Marín con un disparo colocado de volea. Había nervios y nervio en el césped, con acciones al límite y más allá. El descanso llegó con los dos equipos rumiando sus desgracias: el Córdoba pudo haber marcado alguno más y el Villanovense se lo hizo en su portería. Los planes, de cualquier modo, le iban saliendo a los de Crespo.

De las Cuevas pone su firma

Los dos salieron con las mismas tras el paso por el vestuario, después de las arengas de Crespo y Visnjic. La primera la inventó De las Cuevas con un centro a media altura que iba a la cabeza de Willy, que se encontró en el salto con Moi y hubo colisión de testas y balón perdido. No tardó en llegar el 2-0, tras una larga combinación de pases en el campo del Villanovense, con un centro final de Gudelj que rechazó el meta y que Miguel De las Cuevas remachó de modo certero. El extremo lo celebró con justificado exceso: allanaba el camino del ascenso al Córdoba y certificaba los números que le exigía su cláusula de renovación para continuar otro año en el club. Gudelj pudo hacer el tercero en un tiro lejano que despejó De la Calzada.

De las Cuevas celebra el 2-0 en El Arcángel. Manuel Murillo

Germán Crespo apretó un poco más. Metió en el campo a Adrián Fuentes y Antonio Casas, dos goleadores, ante un Villanovense que había cambiado el dibujo para colocar cuatro atrás. El rambleño se fue como loco hacia la portería en el primer balón que le llegó y conectó un tiro raso que detuvo el meta. A su lado estaba solo De las Cuevas, pero el joven ariete solo veía el marco. El Villanovense, por entonces, se iba sintiendo raro. Notaba lo que no había experimentado nunca. El equipo más seguro en defensa de la categoría se quebraba ante el poder de un conjunto cordobesista que encontraba en la banda sonora de la grada el combustible emocional para seguir golpeando. Simo rozó el gol en una fase en la que los de Crespo iban muy sueltos, con plena confianza, como campeones.

Visjnic metió un triple cambio a falta de diez minutos en busca de una reactivación de un Villanovense que estaba siendo claramente sometido por un Córdoba cuyo mayor peligro residía en dejarse llevar por la tentación de gustarse en exceso y cometer errores. Los blanquiverdes no parecían dispuestos a ponerle un lamparón a su gran día. Adrián Fuentes estuvo a punto de batir a De la Calzada en una acción ensayada. Con El Arcángel envuelto en cánticos, Germán hizo debutar a un canterano, el lateral Manolillo, que salió supliendo a Bernardo Cruz.

Sillero puso el susto a falta de un par de minutos tras capturar un balón mal cedido. Su disparo, en el mano a mano con Marin, fue deficiente. El ex cordobesista se echó las manos a la cabeza en un final de encuentro alocado, en el que todos querían su cuota de protagonismo. Omar Perdomo, en el descuento, estuvo a punto tras una cabalgada plena de calidad y fuerza de Simo Bouzaidi. Fue la última oportunidad del que podría haber sido el último partido del Córdoba CF como equipo de Segunda RFEF.