El proyecto diseñado por Infinity para el Córdoba CF dotó de una importancia notoria, sobre todo, a la base que generará el futuro de la entidad. Ahí apareció como uno de los principales puntales la propia cantera, tan desaparecida y maltratada en otros tiempos y que en esta ocasión volvía a cobrar su esencia y vitalidad. Sin embargo, el paso de los blanquiverdes a la Segunda RFEF hizo variar la hoja de ruta otorgando más relevancia a todo lo concerniente en el primer equipo, un necesario escalón que subir para que el resto de piezas cobraran nuevamente su relevancia.

El filial aguanta el tirón

El trabajo de David Ortega y Rafael Herrerías como responsables de la dirección de las categorías inferiores ofreció resultados esperanzadores en la campaña 2020-21. Mientras la plantilla de Juan Sabas luchaba en Segunda División B por el ascenso a Segunda División, aparecía un filial cordobesista al que le costó arrancar bajo el mando de Germán Crespo. Eso sí, una vez solventados los problemas iniciales debido a la falta de efectivos para desarrollar la campaña en Tercera División, el míster nazarí halló la receta perfecta que se tradujo rápidamente en éxito.

En un suspiro, y amparado en una racha de seis partidos sin conocer la derrota, la evolución del B permitió que optara a la promoción de categoría. Pese a ello, la debacle gestada por el Córdoba CF impidió que la merecida recompensa cristalizara para los intereses de los jóvenes futbolistas. Su jefe de filas, Crespo, fue la última bala en la recámara de un conjunto que ya había malgastado la de Sabas y también la de Pablo Alfaro. Aunque el juego mejoró y cosecharon dos triunfos -Real Balompédica Linense y Cádiz CF B- y un empate -UD Tamaraceite-, la nueva realidad del club en la Segunda RFEF puso en modo de espera a todo lo que se encontraba por debajo.

El director deportivo, Juanito, repitió por activa y por pasiva que el modelo ideado debía sufrir un giro argumental en el guion para priorizar el retorno del equipo a la Primera RFEF. Además, la falta de unas instalaciones que pudieran ayudar al crecimiento de los más pequeños -véase una Ciudad Deportiva acorde a los esbozos planteados- añadieron un ingrediente más al frenazo en esta escalada. Por consiguiente, los recursos destinados a la cantera sufrieron una variación, circunstancia que no mermó, al menos, al Córdoba B. El elegido para dirigir al plantel fue Diego Caro, un hombre de la casa que rápidamente se adaptó a la situación acordada. Con muchos efectivos diferentes a los del curso pasado, el villarrense sitúa a su conjunto en la zona alta pugnando por lo máximo.

Una prueba del alto nivel competitivo de los suyos se fraguó en las instalaciones del Sevilla FC contra el C rojiblanco. El 3-4 firmado, pese a la cierta incertidumbre causada durante el segundo acto, disparó a unos hombres que retornaron al play off. La clave, acertar en el amplio mercado y disponer de las mejores piezas de los escalafones inferiores. De hecho, a causa del covid-19, Caro tuvo que mirar al juvenil de División de Honor con Óscar, Salvi o Juanma Domínguez como ejemplos más representativos. 

Una necesaria mejoría en el juvenil A

El Córdoba, equipo vendedor -lo que quedó demostrado en el caso de Alberto del Moral-, difícilmente podía igualar, en los despachos, a otros de superior división. El valor del jugador cordobés, mientras tanto, tampoco cuajaba en el filial teniendo a Manolillo o Rafa Castillo de estandartes. Y toda la vorágine repleta de cambios y de aprendizajes sobre la marcha se cebó con el juvenil A. El técnico, Alberto Fernández, fue destituido ocupando su lugar Pedro López. El recorrido negativo de los blanquiverdes en el grupo 4, donde están en plaza de descenso a Liga Nacional, preocupa y mucho. Es más, el arranque del nuevo preparador tampoco permitió la ansiada victoria cayendo por 1-2 ante la UD Almería.

López, que hasta hace unos días ocupaba puesto en el juvenil B de Liga Nacional, dejó a sus pupilos en el segundo puesto con 38 puntos dentro del grupo 14. El cadete A de Roberto Ramírez, ex entrenador del Córdoba CF Femenino, se mantiene en una zona plácida de la División de Honor Andaluza -séptimos- mientras que el cadete B de Raúl Rodríguez Melli, está en descenso en el grupo 1 de la Primera Andaluza. 

Así pues, a medida que se profundiza en las distintas categorías, se atisba el evidente condicionante causado por el descenso del club, un aspecto que nadie contemplaba en un principio y que desembocó en otro camino donde la cantera debe apretar para retornar a sus cauces previstos. Porque el Córdoba, de cara al futuro, necesita de ese empujón de ilusión y de calidad que propicie la apuesta decidida por ella.