El estallido de júbilo vivido en El Arcángel durante la noche del 23 de noviembre será muy difícil de olvidar. El Córdoba CF, comandado por Germán Crespo desde el banquillo, se impuso por 1-0 a un CD Guijuelo que no quiso ser un mero espectador en el ambiente festivo generado. De hecho, al club local le costó trabajo sellar la consecución de la Copa RFEF. El solitario tanto de Javi Flores, ya en la segunda mitad, bastó para que el trofeo se quedara en las vitrinas andaluzas. El desempeño de los futbolistas sobre el césped fue crucial para firmar el quinto título en la historia del club, aunque el listado de campeones trasciende, incluso, más allá del propio terreno de juego.

Juanito y el éxito en la su segunda oportunidad

El director deportivo, Juan Gutiérrez Juanito, arrancó esta campaña su segundo ejercicio completo dentro del combinado blanquiverde -arribó en enero de 2020 junto a Miguel Valenzuela y Alfonso Serrano ya se encontraba ejerciendo dicha función- y lo hizo bajo una alargada sombra revestida de dudas y descontento social. El plantel, cuyo objetivo para la 2020-21 no era otro que el ascenso a Segunda División, se topó con la cruda realidad a medida que los meses de competición avanzaban. El fracaso, como todos consideraron a lo expuesto dentro de la categoría de bronce, no solo se limitó a quedarse lejos de promocionar, sino que -para añadir un nuevo capítulo negro a la decadencia del último lustro- el Córdoba acabó en la Segunda RFEF.

La propiedad decidió, a mediados de junio de 2021, que el gaditano continuara en su puesto para efectuar un diseño de plantilla acorde a la realidad que tocaría vivir. Entonces, con el respaldo de Raúl Cámara, David Ortega y Rafa Herrerías -los dos últimos teniendo peso específico en la remodelación del filial-, pero sin la figura de Valenzuela, el que fuera jugador del Real Betis emprendió un desafío en pos de confeccionar el mejor bloque posible.

Pocos hombres permanecieron al frente tras la debacle -véase Bernardo Cruz, Javi Flores, Samu Delgado, Miguel de las Cuevas o Willy Ledesma-. El técnico Crespo, que accedió al banquillo al ser destituido Pablo Alfaro, fue uno de los grandes aciertos consumados. Desde ese punto inicial se logró perfilar un vestuario que reunía juventud y veteranía, hambre y dedicación, ilusión y experiencia para abandonar lo antes posible la Segunda RFEF. Y en el largo camino que todavía queda por delante, las primeras pinceladas exitosas se llevaron a cabo en la Copa RFEF -incluso existiendo comunión con la grada a través de instantáneas-. El título y el acceso a la Copa del Rey -espera el próximo miércoles 1 de diciembre el Sevilla FC- dan la razón a quienes optaron por conceder a Juanito una segunda oportunidad.

Los siete mil fieles que nunca fallan

La gran entrada registrada en el coliseo ribereño ofreció argumentos sólidos para albergar una cierta esperanza de cara al futuro. Los más jóvenes están enganchándose al blanquiverde, una circunstancia necesaria que a buen seguro arrojará sus frutos en los siguientes años. Sin embargo, la reflexión de Javi Flores al término del choque contra los guijuelenses fue muy aplaudida por el grueso del cordobesismo. “Con todos mis respetos, el que viene cuando las cosas van bien dadas o hay una final, nos alegramos también por ellos, pero sobre todo por esos seis o siete (mil) que no fallan nunca”, estipuló.

Los fieles que se sacan su abono cada campaña, o que siguen de manera incondicional su pasión por donde quiera que vaya, disfrutaron y se emocionaron en una noche triunfal. Una alegría, sobre todo en los tiempos que corren, resultaba vital y el Córdoba pudo ofrecérsela en casa.

Los ayudantes de Crespo en el día a día

El míster granadino, en sala de prensa, resaltó su inmensa alegría por la gesta efectuada. En esos momentos de felicidad, Crespo tuvo palabras para familiares, amigos y su cuerpo técnico -no solo el actual, sino también el que le acompañó en su etapa dentro del Córdoba B-. Su segundo, Óscar Ibáñez, el preparador físico, Álex Prieto, o el preparador de porteros, Sebas Moyano, son indispensables en el día a día para el crecimiento del plantel, por lo que buena parte de responsabilidad de lo cosechado recae sobre sus hombros. Otros empleados importantes son, por poner un ejemplo, el doctor Bretones o el recuperador Javi Poveda. Su labor, atendiendo a la racha negativa en la parcela de lesionados, ha sido fundamental para afrontar la exigencia de las últimas semanas.

Una nueva hornada que llega del filial

Precisamente la plaga de molestias físicas que asoló al primer equipo no hizo perder la calma a Crespo. El nazarí, consciente de la calidad que atesora el filial, recurrió sin dudar al mismo para la vertiginosa trayectoria por la Copa RFEF. El primero en desplazarse fue el guardameta Lluís Tarrés. El catalán, clave en el once de Diego Caro, viajó a La Línea de la Concepción aunque se quedó sin participar. A partir de entonces, el foco pasó, sobre todo, a Christian Delgado y Ale Marín.

Jugadores del Córdoba CF celebran la Copa RFEF en El Arcángel. A.J. González

El centrocampista malagueño, una de las sensaciones del B, jugó titular en Torremolinos y en Jerez de la Frontera. Además tuvo minutos también contra el CD Ebro y el Guijuelo. La apuesta decidida por el joven quedó de manifiesto en el grupo 4 de la Segunda RFEF, campeonato donde cumplió el cometido de suplir a Toni Arranz y Ale Bernal. El extremo hispalense, mientras tanto, salió desde el banquillo en territorio malagueño y en el Pedro Garrido azulino. Más tarde estuvo en la convocatoria con aragoneses y salmantinos apoyando desde el banquillo.

Hay otros tres casos reseñables como son los de los defensores Tala, Valtteri y Rafa Castillo que habitualmente entrenan con el club de superior categoría. Todos ellos están aportando su granito de arena para que la escuadra de Caro sea la segunda en el grupo 10 de la Tercera RFEF -justo por detrás del Recreativo de Huelva-.

Pepillo, la viva imagen del cordobesismo

José Pedrosa Pacheco, el mítico Pepillo, se unió a la gran fiesta en el verde. El carisma que desprende el empleado blanquiverde rápidamente llega a cualquiera que entable una breve conversación con él. Los jugadores lo saben a la perfección y no dejaron pasar la ocasión para mantearle entre vítores. Los meses del confinamiento, en los que sufrió en demasía toda la situación y el no poder hacer lo que más le gustaba, quedaron atrás. Sus sinceras lágrimas fueron la viva imagen del cordobesismo. Una persona vinculada toda su vida a la entidad, cuidando al detalle el material y apoyando a la cantera en todo lo que necesiten. Por eso, y por mucho más, Pepillo es santo y seña del bloque.