El Córdoba CF hace lo que es debido. Gana porque no saca el combustible emocional de la necesidad -que también está ahí, no nos engañemos-, sino de su certeza en que está en el camino correcto y empleando el método adecuado. No tiene que reinventarse cada semana, ni resolver problemas de identidad o convencerse de su óptima capacidad cuando las matemáticas le lanzan el mensaje opuesto. No hay peor tormento que ese. 

Ahora lo tiene más sencillo para elevar las endorfinas. Un vistazo a la clasificación y al expediente plagado de récords del primer mes de competición es más que suficiente para darse cuenta de que el Córdoba CF entiende perfectamente dónde está y qué es lo que tiene que hacer para escapar más pronto que tarde de la cuarta división. 

El Córdoba CF gana desde el talento y el respeto. Ante el modesto San Fernando, Crespo metió en el once titular a sus cuatro capitanes: Bernardo Cruz, Javi Flores, De las Cuevas y Willy Ledesma. Los cuatro supervivientes del último naufragio. Ahora son patrones de una nave que viaja por territorio desconocido, donde no hay sendas marcadas. Le da igual: él mismo se las va abriendo del mejor modo posible en el fútbol. El único conocido. La receta infalible que un día expuso el mítico Luis Aragonés: "Ganar, ganar, ganar y volver a ganar y ganar y ganar...".

El plan perfecto se cumplió con absoluta naturalidad. El Córdoba ganó porque fue mejor que su rival y gobernó el partido con solvencia, los aficionados se llevaron una alegría monumental y Crespo sacó a escena a dos chavales de estreno: Álex Meléndez -tras un periodo de pesadilla por las lesiones- y al juvenil Christian Delgado. Y, para cerrar, homenaje a Javi Flores por sus 200 -ya 201- partidos oficiales con la blanquiverde. El de Fátima, con su familia, escuchó los cánticos de la afición en uno de sus días más especiales. Quién se lo iba a decir.

Javi Flores y su familia, sobre el césped de El Arcángel al final del partido. A.J. González