Tres de tres. Líder. Al Córdoba CF ya le tratan de usted en la Segunda RFEF, una competición en la que el club está obligado a redimirse después de una cadena histórica de batacazos. En Germán Crespo ha encontrado a un guía fiable, capaz de hacer entender a los suyos que es más productivo jugar como mejor conviene que como a uno le gusta. Y eso, al final, termina seduciéndoles. Porque no hay nada más bello que sumar tres puntos, mirarse en el espejo de la clasificación y verse fuerte y capaz. Hubo un tiempo en el que el club decía que creía en las matemáticas, pero no le salían las cuentas. Ahora se dedica al noble arte de la resolución de problemas con recetas simples y contundentes. 

En Coria abordaba la defensa de su primera posición ante un adversario que también había ganado sus dos partidos. Lo noqueó nada más salir. Ni medio minuto tardó Willy Ledesma en hacer el primero de un Córdoba que metió a Adrián Fuentes y Carlos Puga en las bandas, supliendo a los más livianos Luismi y Simo. Acertó Crespo, al que está saliendo todo. Desde que agarró las riendas, el primer equipo no ha perdido. En veinte minutos tenía la cuestión resuelta con un doblete del punta de Torremejía. Después gestionó la situación con oficio, resistiendo sin perder aplomo las clásicas respuestas del Coria: frustrado, el conjunto anfitrión enturbió el partido con entradas y malas caras. El típico derroche inútil de vigor -dejémoslo ahí- para justificarse. 

Con el partido embarullado, Crespo decidió meter sangre joven: Luismi, Simo y Casas. Los dos últimos se aliaron para apuntillar a un Coria al que le quedó claro quién mandaba allí. El Córdoba fue a lo suyo. Tres más y a casa.