Si el primer mandamiento del profesional es cumplir con el deber más allá de las circunstancias, Jaylan Hankins está demostrando serlo. Llegó sin ruido, se puso a trabajar a las órdenes de Germán Crespo y el destino le ha dado la oportunidad de defender la portería del primer equipo del Córdoba CF en un puñado de ocasiones durante un verano que será inolvidable. El pasado 18 de julio, en la primera sesión de trabajo en El Arcángel, el foco se situaba en los rostros nuevos del proyecto destinado a reparar los destrozos de la hecatombe. En las primeras vueltas al campo se veía en cabeza del grupo a un chaval alto, al que los periodistas más expertos en el seguimiento de la cantera blanquiverde reconocieron. "Es Jaylan, que ha vuelto", comentaban. Un chico en busca de su oportunidad, como tantos otros. En su caso, por segunda vez.

Jaylan Ernest Hankins (Gibraltar, 2000) pisó por primera vez Córdoba en agosto del año pasado, cuando el técnico del primer equipo blanquiverde era el madrileño Juan Sabas y como responsable del filial el granadino figuraba Germán Crespo, que le avaló tras su etapa en el Lincoln Red Imps. El meta había sido internacional con Gibraltar desde juvenil hasta sub-21 y había pasado por el Europa y el filial de la Unión Deportiva Las Palmas, sin demasiada fortuna. Con 19 años entonces, el Córdoba concluyó que aún no estaba del todo listo pero no quiso perderle de vista. Le contrataron y le enviaron a préstamo al Extremadura, donde se hartó de guardarle la espalda al veterano Casto Espinosa. El exbético lo jugó todo y Jaylan se quedó aguardando un estreno que no se produjo. Le tocaba regresar a Córdoba, donde se vivía en convulsión tras un descenso inesperado a la Segunda RFEF.

Crespo le ha dado cariño y las circunstancias han favorecido su entrada en la portería de una forma repentina. La entidad se había desprendido de Isaac Becerra y después de Edu Frías para fichar a Felipe Ramos (Sanse) y más tarde a Carlos Marín (Betis), dos guardametas de caché. El madrileño no ha salido ni un solo minuto. Arrastra molestias físicas, la más reciente una sobrecarga. El almeriense tuvo medio partido ante el Linares nada más aterrizar, pero sufrió una rotura fibrilar y desde entonces no ha tocado bola. Y ahí ha estado Hankins, que en unas semanas ha acumulado más minutos de competición -aunque sea de carácter amistoso- que en todo el año anterior.

El gibraltareño jugó la segunda parte ante el Linares (0-1) y ha sido titular en todos los demás partidos: Marbella (4-3), Recre en Punta Umbría (1-0), en Algeciras (0-1) y contra el Rayo Majadahonda (3-2). En el Nuevo Mirador estuvo los noventa minutos y en los demás dejó su sitio, en los minutos finales, al juvenil Barea. No lo hizo nada mal y en algunas ocasiones estuvo muy bien. En Algeciras mantuvo la puerta a cero ante un adversario de superior categoría. Al final del encuentro se abrazaba a sus compañeros como si hubiera ganado un título

"Lo conozco de mi etapa en Gibraltar, ya vino el año pasado y el chaval está demostrando que puede ser el titular en el filial y ayudar al primer equipo cuando se necesite", explicó en la sala de prensa Germán Crespo tras el partido ante el Rayo Majadahonda, en el que Jaylan mostró aplomo y siguió su curso acelerado de madurez. Lo suyo sí que está siendo una verdadera pretemporada. Ramos y Marín serán los ocupantes de los puestos principales cuando estén a punto, pero Jaylan ya sabe que esta vez no estará de paso en el Córdoba. De momento, le aguarda un puesto en el filial de la Tercera RFEF con la dirección del villarrense Diego Caro. Ha pasado solo un mes, pero Hankins ya es otro. Defender la portería del Córdoba en El Arcángel no es cualquier cosa. Ahora le toca construir el resto del camino.