Podría decirse que el Córdoba CF está en el ojo del huracán, en ese momento en el que ha pasado lo más duro de la tormenta, pero que aún le queda la otra parte de la misma. Si la primera fase supuso una temporada de decepción, de fracaso o hecatombe, como se reconoció públicamente desde la propia entidad blanquiverde, ahora esta se encuentra en esa calma tensa en la que ha de afrontar una serie de toma de decisiones que, si finalmente van por el camino que todo indica, significará de una u otra manera otro vaivén.

Porque lo que se dirime en estas horas no es, ni más ni menos, el camino que ha de tomar el Córdoba CF, para que la próxima temporada 21-22 suponga que el conjunto blanquiverde tenga un paso por la Segunda RFEF lo más breve posible. Y no es fácil.

Por un lado, tiene la cúpula de la entidad blanquiverde la vía de la continuidad. Este lunes, sin ir más lejos, se encontraban trabajando en El Arcángel el director deportivo, Juan Gutiérrez Juanito, con Raúl Cámara, David Ortega y Rafa Herrerías. Aparentemente, ajenos a todo lo que está ocurriendo en el club, aunque conscientes de que se viven horas fundamentales, tanto para ellos como para el Córdoba CF. En esa línea continuista todos ellos permanecerían en el club blanquiverde, que apenas modificaría su organigrama, aunque en la clave para esa continuidad o un cambio se centra, precisamente, más arriba.

A nadie se le escapa que la búsqueda por parte de los máximos dirigentes de una persona que ocuparía la dirección general del club supone, como mínimo, una modificación en la jerarquía cordobesista. En esta primera temporada completa con Infinity como inversor del Córdoba CF han convivido dos «almas» en el mismo. Una enfocada hacia la vertiente deportiva de la entidad, encabezada por el consejero Adrián Fernández Romero, que fue el responsable de la llegada de los mencionados más la continuidad de Rafa Sánchez como secretario técnico y el nombramiento de Miguel Valenzuela como máximo responsable de esta parcela. El primero no esperó, siquiera, al final de la temporada, y pocos días antes del último encuentro liguero ya se despidió de dirigentes y trabajadores del club camino al Albacete Balompié, en donde se ha integrado en una dirección deportiva encabezada por el ex del Córdoba CF, Alfonso Serrano, hombre que firmó no pocos de los jugadores que han protagonizado el descenso blanquiverde a Segunda RFEF.

El segundo presentó su dimisión y la hizo pública la pasada semana, avisando de que el club y la plantilla necesitan de estabilidad, que «no se puede firmar cada año un director deportivo y una plantilla nueva». Una clara alusión que se convertía en consejo para los dirigentes blanquiverdes acerca de la continuidad de Juanito como director deportivo.

Todo dependerá del refuerzo -o no- que reciba ese núcleo encabezado por Fernández Romero en la parcela deportiva por parte de los dirigentes bareiníes que, en todo caso, ya han buscado para la parcela financiera y organizativa la figura de una dirección general que, en principio, chocaría con no pocas de las funciones desarrolladas en esta primera temporada por el consejero delegado, Javier González Calvo, que en este caso pasaría a ser una figura representativa e institucional. Ese camino, si finalmente es elegido por los máximos dirigentes, significaría en si mismo una reestructuración, porque no habría que descartar alguna salida.

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Sin embargo, si la vía elegida es la de la aparente continuidad, esta significaría paradójicamente más de un cambio y, fundamentalmente, en el aspecto deportivo.

Los movimientos realizados en el último mes y medio desde la entidad blanquiverde supusieron los contactos con varios nombres relativos a la parcela deportiva con vistas al futuro inmediato en el Córdoba CF. El más llamativo, aunque no el único, el de David Vizcaíno para la dirección deportiva, cargo que desempeñó hasta hace unos días en el CD Badajoz. Obviamente, la llegada del almeriense significaría, entre otras cosas, que Juanito no continuaría en el Córdoba CF. Por otro lado, y a pesar de los peajes pagados obligatoriamente, habría un sector de la afición que no entendería ese tipo de continuidad para transmitir el próximo verano el objetivo ineludible del ascenso. En todo caso, tanto la apuesta de los máximos dirigentes como la del propio Juanito sería más que valiente, ya que desde el inicio tendrían ante sí la obligatoriedad de cambiar por completo esa línea descendente marcada por el Córdoba CF desde hace ya más de un lustro hasta terminar con sus huesos en la cuarta categoría del fútbol español, situación en la que no se veía desde hace casi cuatro décadas. De ahí que a las primeras decisiones, a punto de darse a conocer, preceda una calma tensa en el Córdoba CF.