Era el 21 de mayo de 1984. El Córdoba CF jugaba su último partido de la temporada en El Arcángel. El viejo, obviamente. Copado, Juanjo, Campos, Vinuesa, Luna Eslava (entonces Luna II), Pérez, Peque, Carlos, Hueso, Mateo y Ortuondo saltaban al maltrecho césped de un estadio con solera y con 1.500 espectadores, a pesar de que hacía muchas semanas que se conocía el descenso. Enfrente, un Zamora que tuvo que retirarse del terreno de juego junto al Córdoba CF en torno al minuto 25 por una tromba de agua. El partido se reanudó en un barrizal. Una semana después, los blanquiverdes certificaban el descenso en Ibiza, última parada de la campaña, con una victoria.

El Córdoba CF caía a una Tercera División de 14 grupos y 280 equipos de los que solo ocho terminarían ascendiendo, entre ellos el blanquiverde, entrenado por Ortuondo. Quedó segundo clasificado del grupo 10, por detrás del Betis Deportivo, y se enfrentó en la última ronda al Valdepeñas que, en realidad, había sido segundo en su grupo, ya que el campeón, el Real Madrid C, no podía disputar las eliminatorias. Desde ese pozo, el Córdoba CF veía la Primera División a cuatro pasos, la distancia más larga en su historia, al igual que ahora, en la que militará en una categoría con 90 equipos de los que 10 ascenderán.

Crónica de Diario Córdoba del descenso del Córdoba CF a Tercera División. CÓRDOBA

La inestabilidad como sello

Pero en aquella primavera y verano del 84 la inestabilidad en la casa cordobesista era absoluta. De hecho, incluso el máximo mandatario del Rute se planteaba trasladar el equipo a la capital. Francisco Córdoba no veía viable al Rute en la localidad cordobesa y de ahí el planteamiento de emigrar. Manuel Arcos, que había sido presidente ruteño, aspiraba de nuevo a la presidencia y veía «exagerada» la decisión del Córdoba CF, que se sentía abandonado por el ayuntamiento. Finalmente, el Rute permaneció en la localidad anisera y solo viajó a la capital para visitar El Arcángel y perder por 3-0.

Pero aún antes de finalizar la temporada del descenso, aquel Córdoba CF se encontraba moribundo. Rafael Campanero tomó las riendas y ofreció a los jugadores el pago aplazado de todo el dinero pendiente, que no era poco. En la portada de este periódico y en una información firmada por Ignacio Cid, se explicaba cuál era el plan de viabilidad. Campanero ofrecía, antes del 27 de julio, pagar las nóminas de abril, mayo y junio y un tercio de la ficha. Un año después, nada menos, otro tercio de la ficha mediante una letra de cambio avalada y dos años después, el último tercio, de nuevo con otra letra avalada. En total, 40 millones de pesetas, que al cambio y teniendo en cuenta la inflación supondrían unos 430.000 euros actuales. Campos, Vinuesa y Monzón no denunciaron sus contratos y Campanero hizo encaje de bolillos: venta de un terreno del club, de la sede -«que se cae a pedazos, como sabeis»-, dinero pendiente de la RFEF y, por supuesto, llamamiento a la ciudad.

Pedro Campos, por cierto, que llegó a entrevistarse con dos concejales del Ayuntamiento, Lucas León y Antonio Santacruz, y el secretario del alcalde, Julio Anguita, que explicaron al capitán que el club recibiría entre 12 y 15 millones de pesetas por los citados terrenos.

La esperanza de recuperar una plaza por impago de otros clubs. CÓRDOBA

La afición, fiel

Así estaba el Córdoba CF que cayó a Tercera hace 37 años: la ruina económica era mayor que la deportiva y, a pesar de todo, los fieles se mantuvieron con él. Como la mítica Manuela Ramos «La Manola». En una entrevista de Manuel Fernández, La Manola aseguraba estar «más acabá que Pepe Leches», pero que volvía a abonarse, porque «el año pasado costó 23.000 pesetas y ahora, 20.000», a causa del descenso. Pero para ella había una garantía: «Cada vez que habla Rafael Campanero lloro, leche. Ese le ha dado glorias al Córdoba». Glorias de las que fue testigo porque viajó con el equipo incluso a La Coruña, pero no a Bilbao ni a Barcelona, «porque decían que daba reoma».

Pese a la situación y tras la victoria en el último partido en Ibiza, al Córdoba CF y al cordobesismo aún le quedaba la esperanza, como en tantos otros años, de que algún moroso no mantuviera la categoría y la RFEF le llamara. Ocurrió, pero solo afectó a un equipo y los blanquiverdes habían quedado penúltimos de entre los tres descendidos. El Racing Portuense se fue a Tercera División por impagos y se recuperó al Antequerano, equipo que había quedado justo por delante de los blanquiverdes.

Entrevista en Diario Córdoba a "La Manola", célebre aficionada de la época. CÓRDOBA

En cuarto escalón

Así, la distancia del Córdoba CF actual con la Primera División es la misma que entonces, cuatro pasos, pero la situación de la competición, de la ciudad y del propio club es muy diferente. Entonces, de 280 equipos ascendieron ocho. La próxima temporada, de 90 subirán diez. El club mantiene un respaldo económico por parte de Infinity, el fondo de Baréin que, pese a todo, tendrá que realizar unos ajustes que debía hacer incluso manteniéndose en Primera RFEF. Quizás un esfuerzo que le queda al actual Córdoba CF por al menos parecerse ligeramente a aquel sea el del vínculo con la afición y, por extensión, con la ciudad. Las negociaciones económicas de aquel verano bien podrían emplearse 37 años después en ese objetivo. El premio sería que el paso por la cuarta categoría sea tan efímero como entonces.